- Aquí es. – Max le abrió la puerta de la oficina. Julie entró y observó con atención la decoración de esta. El espacio era realmente enorme, y al fondo se extendía un ventanal ancho que daba visión a los edificios de Kingston.
- No puedo creerlo, es enorme de verdad - le dijo ella, entreabriendo los labios. Observó el techo a ambos lados. Max se apresuró a asegurar la puerta de la oficina, suavemente enredó sus brazos en la cintura de Julie.
- ¿Fantástico, no? – le besó el cuello suavemente. Una leve oleada de lujuria se paseó por ambos. – trabajo aquí hasta que salga algo mejor.
- ¿Algo mejor que esto? ¿Bromeas? - Julie se volteó para besarle los labios. La lengua de Max la sorprendió en medio de ese delicioso beso para después apretarle más la cintura mientras la besaba desesperado. Solo ella podía conocer ese síntoma en él. – Tu jefe tiene que estar loco.
Max se separó. La miró mal pero instintivamente cambió de faceta al ver su sonrisa.
- Soy su ayudante, preciosa. – le acomodó el cabello hacia atrás, amaba respirar el olor de su piel. – Me pagan bien por distribuir estos malditos camiones a todo el mundo. – le besó la boca. – Pero renunciaré.
- ¿Por qué? – le preguntó ella.
- Es una sorpresa. – se acercó para susurrarle al oído, ella soltó una risa pequeña y otra más y otra. . . y otra. Pero él no se detenía, sus labios habían ido a parar, incontrolables hasta el pecho de Julie rozando con su tibia piel. Esas risas se habían convertido en gemidos de pronto
- Mnh... - murmuró ella, cerrando los ojos, hasta recuperar la cordura. - ¿Qué haces? No hagas eso.
- ¿Por qué?
- Te despedirán - lo miró a los ojos encontrándose con ese Max salvaje que lo quería absolutamente todo de ella.
- La puerta está cerrada. – le afirmó él mirándole los labios y concentrándose en ellos. Pero es que todo esto había sido culpa de ella. Solo a Julie se le ocurría vestirse con esa pequeña y fantástica falda, una bonita blusa sin mangas y unas botas. Pareciera que se vistiera para provocarlo. Y si, lo había hecho desde hace minutos que lo tenía empalmado. – me gusta esto, te ves hermosa
Esas palabras hicieron que ella también perdiera el control.
- Vaya - susurró, mirándolo y acariciándolo con sus finas manos. - ¿te he hecho esperar?
- Mucho. – le respondió él. Cerró los ojos involuntariamente. Julie era pura tentación.
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SEDÚCEME
Teen Fiction~3er y último libro de la trilogía "El secuestro de Julie" Está cerca y apunto de seducirte de nuevo.