Peeta; Real

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Cuando el sol dejó de iluminar nuestro distrito en plena reconstrucción, mis pensamientos eran una especie de revoltijo confuso. Tanto las palabras de Katniss como las de Gale habían dado vueltas en mi cerebro durante todo el día. Después de tantas horas pensando, mi cabeza me dolía tanto que bien podría haberme dado martillazos durante toda la tarde para llegar a ese estado.  

Al principio no lo entendía. Se suponía que Gale había venido para recuperarla, pero cuando dijo totalmente convencido que Katniss estaba enamorada de mí, no parecía en absoluto dolido. Es más, parecía que estuviera feliz. La última vez que hablamos se había hecho evidente que lo que sentía por Katniss no era simple amistad. ¿A qué se debía el cambio?  

Eso era lo que me pregunté al principio. No me apetecía hablar con él, pero al parecer el querer era totalmente independiente del necesitar. Porque necesitábamos esa conversación.  

Al principio sólo me di la vuelta, Gale se había sentado delante del ramo de las Primroses que yo mismo había plantado para Prim. Luego, con algo de recelo, me senté a su lado. Estuvimos un largo rato sin decir nada. Gale parecía absorto mirando las Primroses, como si en lugar de ver un montón de flores preciosas, viera la imagen de una pequeña niña que había desaparecido del mundo demasiado pronto. En la mirada se veía culpa y mucha responsabilidad. Seguramente recordaba lo que le dijo a Katniss en la cosecha. Que él cuidaría a su familia, que se encargaría de que a Prim no le pasara nada. Supe al instante lo culpable que se sentía por la muerte de la pequeña y no pude seguir enfadado.

― Gracias por venir. ―dije rompiendo el silencio.  

Gale sonrió pero no dijo nada. Sus ojos seguían fijos en las bellas flores, y a pesar de que no me había contestado sabía que él también me lo agradecía.  

― Katniss me ha dicho que no has dejado que se derrumbara. ―dijo con la voz apagada―. Me daba miedo que después de lo de… ―Su voz terminó por apagarse del todo ante el inminente nombre de la niña.

― Ella tampoco podía decir su nombre. ―dije mirando hacia delante―. Le dolía con solo pronunciarlo.

― Lo sé. ―dijo sorprendiéndome―. Y he notado el cambio. Antes de llegar al 12 de nuevo… no podía siquiera escuchar su nombre. En cambio, hace un rato, lo ha dicho sin ningún problema.

El silencio volvió a invadir el lugar durante un buen rato. Estaba sorprendido de que Katniss agradeciera tanto lo que había hecho en esos meses. No estaba seguro de que le sirviera de algo, al parecer había ayudado más de lo que me parecía.  

― Yo también tenía miedo. ―dije al fin. Gale me miró directamente, pero yo no fui capaz. Me avergonzaba lo que había pensado―. Aunque sabía que no tenías razón y que Katniss te necesitaba… Me pensé muy seriamente enviarte esa carta. Estuve a punto de no hacerlo…  

― ¿Por qué lo hiciste, entonces? ―me preguntó sin apartar la mirada. Parecía tener curiosidad por mi reacción.

― Porque no podía quitarme de la cabeza lo que me dijiste la noche de la rebelión.

― ¿Lo de que Katniss elegiría al que necesitara para sobrevivir? ―Asentí con la cabeza.

Pude notar como Gale afirmaba levemente entendiendo lo que quería decir. Sin más, dijo algo que me dejó completamente de piedra.

― Yo no lo habría hecho. ―concluyó con firmeza―. Si hubiera estado en tu lugar… jamás te habría enviado una carta para que regresaras…

Parecía avergonzado.

― Con Katniss… siempre he sido muy egoísta… ―dijo con la cabeza gacha―. Habría preferido mil veces antes que ella me eligiera porque no tenía otra opción que perderla por ser justo y dejar que eligiera.  

Los Juegos del Hambre; MI ÚLTIMO DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora