Peeta; Cartas...

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Por primera vez en mi vida me había quedado sin palabras. Cuando me había, prácticamente, echado de casa esa mañana para que fuera a ver a Haymitch jamás me habría imaginado la verdadera razón. Creía que querría un rato a solas mientras iba al bosque a cazar. Desde que había llegado al 12 no me podía quitar de la cabeza que no estaría con Katniss en esos momentos si Gale no se hubiera ido al 2 para no volver a verla nunca más. Cuando había hablado con él, antes de regresar al 12, me dijo que ella no lo necesitaba. Me había dicho que si volvía al 12 con ella, Katniss se derrumbaría y nunca volvería a sonreír. Me pareció una estupidez, y seguramente Gale lo debió ver en mi cara porque me aseguró que no lo decía para hacerme sentir mejor.

Katniss te necesita. Verme solo le causaría dolor. Créeme la conozco. Aunque sepa que no he tenido nada que ver con los bombardeos, inconscientemente me relaciona con la muerte de Prim. Sé que nunca podrá perdonarme eso. Y yo nunca se lo pediría. Ha sufrido demasiado.” 

Me había repetido esas palabras millones de veces, sobre todo cuando Katniss estaba cerca o cuando las pesadillas la invadían por la noche. Y aunque no podía asegurar que no fueran ciertas, tenía la sensación de que no podría vivir si ella no se perdonaba del todo. No estoy seguro de conocerla igual de bien que él, pero la conozco lo suficiente para saber que si es incapaz de perdonar a Gale es por la simple razón de que al hacerlo recaería automáticamente toda la culpa en sí misma. Y eso la mataría. Pero ahora, en esos instantes, estaba delante de algo que nunca habría pensado que ocurriría. Estaba delante de la tumba de mis padres.

Las lápidas estaban muy bien cuidadas y encima de ellas había un manojo de flores atadas en una cinta roja. Solo había una escrita, el nombre de mi padre rezaba seguido de una frase que me conmovió como nunca nada lo había hecho. Tal vez Katniss no fuera mujer de muchas palabras, pero cuando estas salían eran perfectas. Como ella.

En los peores momentos me prometiste que cuidarías de mi familia. Hoy te prometo que cuidare yo de la tuya… Katniss” 

Con una mano temblorosa acaricié las palabras para luego ver que debajo había un espacio vacío. Seguramente pensaba que yo también querría escribir algo. En momentos como estos es cuando más deseo poder acercarme a ella sin reprimirme nada y hacer lo que mi corazón me pide a gritos. Pero ella necesitaba tiempo y una elección justa. Por eso, después de que pasara una semana en el 12, decidí enviarle una carta a Gale pidiéndole que luchara por lo que quería y que no perdiera tontamente lo que había logrado con Katniss. Que ella merecía reconciliarse con él del mismo modo que él necesitaba reconciliarse con ella.

Esas fueron, sin duda, las palabras más difíciles de mi vida.

Antes de escribir nada en la lápida, cogí la caja de mi padre y la abrí con cuidado. En su interior seguía estando la foto que nos hizo un artista del Capitolio que había decidido ir con su cámara por los distritos haciendo fotos de sus habitantes. Según se dijo, fue asesinado en público por la obtención de fotografías que podían ser indicio de rebelión. Aun así, el hombre nos regaló esa fotografía antes de partir del 12 porque creyó que significaría más para nosotros que para él.

Mi padre la guardo todo ese tiempo en su caja de madera que yo mismo le fabrique cuando era un niño. En un principio se la iba a regalar a Katniss, pero como todo, no había tenido valor para dárselo como no lo había tenido para hablar con ella. Así que se la regalé a mi padre.

Era irónico que ahora me la hubiese dado ella sin saber que en realidad era más suya que de mi padre.   

Cuando saqué la foto del interior con cuidado me di cuenta que había algo más en la cajita que no había estado antes. Se trataba de un papelito perfectamente doblado. Lo abrí con cuidado de que no se rompiera pero me di cuenta al momento que el papel era demasiado nuevo y había sido escrito recientemente.

“Para Peeta;

Como no soy muy buena con las palabras y he tenido que pensar esto mucho rato para que quedara más o menos bien, he preferido escribirlo. Primero; Gracias. Nunca podré agradecerte lo suficiente todo lo que has hecho por mí. No estoy segura de que te guste la sorpresa, tal vez la odies, pero necesitaba hacerlo. Sobre todo la de tu padre. Ojalá pudiera saber lo mucho que me ayudó su visita antes de los primeros Juegos…

Bueno… Seguramente esta es la carta más difícil que he escrito nunca, pero como no he hecho las cosas del modo correcto en ningún momento…

Lo primero que debía haber hecho era preguntarte si no te incomodaba que yo estuviera todo el tiempo contigo. Después de todo lo que ocurrió estoy segura de que debías sentirte diferente pasando la noche a mi lado o ayudándome a superarlo del mismo modo que hiciste en el Vasallaje. Pero si tú no decías nada al respecto yo no me veía capaz de comentarlo.

Puede parecerte egoísta, pero he necesitado tu compañía como puede necesitarse el agua y no me importaba en esos momentos que pudiera ofenderte o molestarte que estuviera contigo. Pero ahora me he dado cuenta de que nunca he hecho nada por ti. Tú siempre me has cuidado y protegido incluso cuando no quería que lo hicieses. Así que si hay algo que pueda hacer…

Te preguntaras porque te digo todo esto. Solo quería hacer lo correcto y preguntártelo para estar segura de que no te infrinjo más dolor. Porque no quiero causártelo, no a ti.

No sé si podré corresponderte algún día, o si en realidad lo que me pasa es que simplemente no puedo amar. No lo sé. Lo único que sé es que te necesito y quiero estar a tu lado. Quiero que sigas ahuyentando las pesadillas y que me abraces por las noches cuando el miedo me consuma.

¿Lo harás?

Katniss”

¿Qué si lo haría? ¿Qué si me molestaba su compañía? ¿Estaba loca? Su compañía era lo que más necesitaba en el mundo. Me habría vuelto completamente loco de no ser por ella. Por su empeño en que volviera a ser yo, que no me abandonara, que me quedara con ella…  

Era yo y no ella quien tenía que agradecer algo. Me había empeñado en salvarla siempre, pero en realidad había sido ella quien me había salvado a mí. En la arena, con el veneno de las rastrevíspulas… Yo solo había estado a su lado y eso también me había ayudado a mí.

Mis ojos volvieron a las tumbas. No podía creer que hubiese hecho eso. Y mientras escuchaba el zumbido de un aerodeslizador descendiendo hacia el replano más extenso del distrito 12 con un numero 2 enorme que lo identificaba como del distrito 2, no pude creerme que yo hubiera hecho eso otro… 

Los Juegos del Hambre; MI ÚLTIMO DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora