Katniss; Lucha por el control

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¡Aviso de nuevo! Este capítulo es subidito de tono. Es decir, que contiene escenas sexuales. Quien no quiera leer este tipo de cosas que se abstenga de leer este capitulo ^^ No revela nada relevante para la historia.

Gracias por leer! ^^ 

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Mi corazón latía tan rápido que pensé que podría pararse en cualquier momento. Era consciente de lo que quería y lo que hacía, sin embargo, me daba la sensación de que estaba siendo demasiado brusca. Nunca se me había dado bien ser delicada. En realidad, era todo lo contrario. Sin embargo, en esta situación, me sentía como un pez fuera del agua. Aunque mi cuerpo me pedía una cosa, no podía evitar comportarme de un modo distinto. Como si algo luchara en mi interior por tomar el control de la situación.

                Pude fijarme, mientras salíamos apresuradamente del salón donde estaban los invitados, que algunas miradas nos habían seguido hasta la salida. Entre ellas la de Haymitch, el cual bailaba ―sí, bailaba― con Effie. Me pareció raro y a la vez enternecedor. Aunque no pude pensarlo mucho, pues la mirada que me dirigió Haymitch hizo que me sonrojara y me planteara el modo en que estábamos saliendo del salón. Cogidos de la mano, con Peeta prácticamente arrastrándome hasta la salida, mi respiración agitada y un leve sonrojo en mis mejillas. Sí. La intención de lo que ocurriría más tarde estaba más que clara.

Así que, en estos momentos, no podía estar más nerviosa. Solo hacía falta decir esas palabras para dejar mis intenciones al descubierto. Tal vez fuera por la situación, o porque me había contenido tantas veces que ya no recordaba por qué lo hacía. Había dormido junto a Peeta infinidad de veces, y todas ellas me pasaba la misma pregunta por la cabeza. ¿Y si él intentara algo? ¿Dejaría que siguiera o le pararía? Pero Peeta nunca haría eso. No. Él tenía que ser perfecto en todos los sentidos. Estúpida e inadecuadamente perfecto… Así que no había tenido la suerte de ahorrarme ser yo quien diera el primer paso. Estaba segura de que con todas las veces que habíamos dormido juntos, Peeta era capaz de tomarse esta noche como una noche más. Y volvería a encontrarme durmiendo en la cama con un millón de preguntas más a añadir a esas dos. ¿Es que era tan extraño que deseara… algo más? ¿Acaso él no lo deseaba?

Unos labios me hicieron perder el hilo de mis pensamientos a los pocos segundos de haber dicho lo que quería. Después de decirle que me hiciera el amor, sus ojos habían adquirido un brillo diferente. Nunca había visto esa expresión en su rostro. En realidad, nunca se la había visto a nadie dirigida a mí. Era una mirada extraña y logró encender cada poro de mi piel. Con ese beso, la adrenalina se disparó y no pude quedarme quieta. Con un movimiento más brusco que delicado, lo empujé dándole la vuelta y quedando encima de él. Peeta pareció divertirle mi reacción, sin embargo, su risa murió cuando mis labios empezaron a devorarle como si estuviera muerta de hambre y el fuera mi única fuente de alimento.  Mis labios me ardían con cada roce, y era perfectamente consciente de que no estaba dejándole hacer nada.

―Pensaba… ―empezó a murmurar entre beso y beso―. …que quien tenía que hacerte el amor era yo…

Mis labios se curvaron en una sonrisa mientras seguían besando sus labios. No podía parar, no quería parar. Esa hambre que se había apoderado de mí en la arena había regresado con una intensidad sorprendente. Cuando estábamos en la playa y lo bese, supe que si nadie nos hubiera interrumpido no habría terminado en un simple beso. Y saberlo me avergonzó mucho, pues era consciente que había cámaras que grababan todos nuestros movimientos. Aunque en ese momento no me habría importado. Solo sabía que era él y sus labios sobre los míos. Solo habría sido consciente de eso.

Los Juegos del Hambre; MI ÚLTIMO DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora