La traición de Hera

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He aquí mi versión de lo que sucedió aquella vez en la que la diosa reina trato de derrocar a Zeus. Amo esta pareja y no me importa. Los amo aunque me digan "oh, es una pareja destructiva, tóxica, bla bla bla" NO ME IMPORTA. Los shippeo tanto *-* 

........



Se cubrió los oídos para darle paz a su cabeza al menos por un momento, pero no sirvió de nada, pues cuando cerraba los ojos la veía ahí, colgando, sufriendo.

Con un pisotón que desquebrajo el suelo se levanto y camino de aquí para allá furioso.

¡Ella era la culpable!

¡Ella lo había engañado!

¡Merecía ser castigada!

Otro estruendoso grito de Hera surco los cielos y el dios apretó los dientes tan fuerte que sintió uno de ellos quebrarse.

Otro grito. Y otro. Y otro.

Zeus cayó de rodillas cubriendo sus oídos, sufriendo por su esposa.

No podía soportarlo más, no podía.

Aunque ella lo había lastimado, y había incluso planeado su caída... no podía soportar lastimarla así.

Salió de su templo rumbo a donde su esposa colgaba atada por dos argollas de oro y un yunque en cada tobillo.

Se esforzaba en pensar que lo merecía, que debía ser castigada. Se esforzaba en convencerse de que al llegar a ella no la liberaría, incluso se burlaría de su fallo, de su castigo.

Evoco los recuerdos de la noche anterior para acrecentar su odio.

La reina había llegado ante él, lo había reverenciado con tal gracia que su deseo por ella emergió como una cascada.

-Mi señor... - le había hablado con su suave y dulce voz y lo había mirado con esos ojillos brillantes.

Zeus se había levantado inmediatamente porque cuando lo miraba así, cuando le hablaba así, él simplemente no podía resistirse.

La había seguido hasta la habitación cerrando la puerta tras de sí. ¿Su rayo? No se percato de donde lo abandono.

Ese era su plan en primer lugar, apartarlo del rayo. No estar con él, jamás estar con él.

-Hera... - se había atrevido a susurrar pero ella lo silencio con su delicado dedo sobre sus labios. Dedo que él inmediatamente metió en su boca y chupo.

La diosa reina suspiro y se volvió. Sus manos no tardaron ni un segundo en estar sobre sus hombros, arrancándole el vestido blanco que llevaba.

Su suave y cantarina risa lo hizo sonreír también.

-¿Qué prisa llevas? ¿Es que hay otro lugar al que deseas ir? – pregunto cuando el rey la llevo hasta el lecho como un relámpago.

-Solo quiero amarte. Estoy ansioso. – respondió él.

Y esa respuesta fue suficiente para ella, quien lo amo también.

Sus caricias, sus besos húmedos. Esas manos que recorrían su piel tan lento y esas piernas... oh esas piernas. Hera era perfección, él lo sabía, ella lo sabía. Lo volvía loco, eso también lo sabían ambos.

No había nada que él pudiera negarle. Ella solo debía pedir. Siempre había sido así. Desde el primer momento en que la vio.

En un principio, incluso antes de la guerra titanide, Hera y Zeus ya se amaban. Pero el rey estaba casado con Themis, a quien había amado antes de ver a Hera a los ojos. Porque cuando vio sus ojos, fue en ese momento cuando supo que la diosa lo acompañaría hasta el fin de los tiempos.

Oneshots en el Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora