No solo el dios de la guerra

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Sacudió la cabeza involuntariamente, de nuevo aquella odiosa voz, ¿Por qué seguía escuchándola? Se detuvo un memento hasta que la voz de aquella mujer desapareció de su cabeza.

La primera vez que la había escuchado había sido hacia algunos días, en aquel momento se había vuelto esperando encontrar a la dueña de la voz pero pronto se dio cuenta de que se encontraba dentro de su cabeza.

Ares estaba harto de escucharla. Ni siquiera podía escucharla con claridad, solo era... un murmullo. Un molesto murmullo como un maldito insecto en su oído.

Estuvo tentado a golpear su cabeza para ver si así la voz salía de dentro de esta.

Un segundo después, la mujer callo y él continúo su batalla sin prestarle mayor importancia, tenía otras cosas en que pensar en aquel momento, pero la voz continuo llegando y ahora se hacía cada vez más molesta y estridente.

Había sido una larga batalla, Atenea era lista, pero no tenia su fuerza ni su experiencia, sea cual fuese la intención de su padre en designarle la guerra a esa... mujer, pronto se daría cuenta de que había errado. Suspiro cuando llego a su templo, le apetecía un largo baño y un largo sueño, después tal vez pensaría en mandar traer una mujer.

Ya estaba quitándose la armadura cuando Hebe llego.

-Preparare tu baño en un momento... - comenzó la rubia – ¿cómo estuvo la batalla?

-Hebe, tu jamás me preguntas por mis batallas... ¿Por qué no preguntas lo que en realidad te interesa? – atizo Ares a su hermana con su atención puesta en quitar su pechera.

-Pues... - titubeo Hebe, parecía muy nerviosa - ¿Cómo fue todo... ahora que Atenea porta la guerra entre sus designios? - soltó al fin.

-En realidad... no es Atenea quien me molesto... al menos no esta vez.

-¿A qué te refieres?

Ares resoplo cuando la vocecilla volvió a deslizarse en su cabeza.

-¿Te encuentras bien? – pregunto Hebe.

-Si... ayúdame con la armadura.

Hebe lo vio molesto durante todo el baño pero pensó que se debía al cansancio de la batalla por lo que termino el baño antes de tiempo y mando a su hermano a la cama.

Al salir de la habitación, se encontró con un pequeño cachorro.

La visión la desconcertó tanto que soltó un grito.

Al segundo Ares estaba tras ella, dispuesto a matar a quien se atreviera a atacarla.

-¿Qué pasa? – pregunto al no ver a nadie ahí.

Hebe señalo al enclenque cachorro.

Ares frunció el ceño. Un cachorro, totalmente negro y flaco como jamás había visto.

De pronto, la voz en su cabeza dejo de ser un mormullo y retumbo en sus oídos.

"Por favor" "Por favor ayúdame"

Ares grito, un grito lleno de rabia y frustración.

-Ares ¿Qué sucede?

-Trae a madre. – soltó con los dientes tan tensos que rechinaban unos contra los otros.

Hebe salió del templo de su hermano y trajo a Hera tan pronto como pudo hacerlo.

Cuando las mujeres llegaron Ares estaba arrodillado y sujetando su cabeza.

-Ares... hijo... ¿Qué pasa?

-La escucho... dentro de mi... cabeza... ya no lo soporto.

-¿Qué escuchas?

Oneshots en el Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora