De un amor que nunca tuvo mito.

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Ares río.

-No, no puedes tomar la espada así. Y el escudo va más arriba, mucho más arriba. Ahí fácilmente te podría cortar el cuello.

Atenea asintió y levanto el escudo.

-Bien, ahora... atácame.

Lo hizo. Fallo.

-No, hazlo de verdad. Atácame con todas tus fuerzas.

-No quiero lastimarme.

Ares rio de nuevo.

-No podrías.

Ante sus palabras burlonas Atenea ataco, logro un par de golpes antes de que Ares la lanzara lejos.

Ella era joven, acababa de nacer hacia unos días, pero ya había probado muchas cosas. Había estado con todos los dioses y disfruto que cada uno le hablara de sus designios. Le parecía fantástico que cada uno tuviese una cosa que lo definía y los mortales le oraban pidiendo ayuda sobre ese poder.

Ella también quería el suyo.

Ares le había hablado de la batalla y la guerra, para ella no tenía ningún sentido porque ¿Por qué luchar si podían hablar? Podían resolver sus problemas con la razón. Pero Ares había reído y había alegado que los mortales tenían la lucha en su ser, que encontrarían algo por que pelear siempre. Que era inevitable.

Así que le pidió que le enseñara, que le enseñara a luchar y a defenderse, pues de esto ser cierto, algún día, tarde o temprano tendría que luchar.

Y lo hizo, Ares resulto un gran maestro, o ella una gran alumna porque en un par de días aprendió todo lo que necesitaba aprender.

-Eres buena. – Soltó Ares – creo que la lucha esta en tu ser también. Podrías venir a la guerra conmigo un día.

-¿Tú crees?

-Si, Enio también viene y pelea... y... será divertido... aunque...

-¿Qué?

-Supongo que la pelea terminaría muy rápido si estamos del mismo bando...

-Oh... dos dioses contra mortales... tienes razón... supongo que... tomaremos bandos contrarios. Así la pelea será real, durara mas... será una verdadera guerra, de lo contrario sería una masacre.

-Tienes mucha razón.

Se sentaron en el césped debajo de un gran árbol de raíces torcidas.

-¿Y? ¿Has encontrado tu designio?

-No... creo que no... ¿tú... como es que estuviste seguro de que la guerra era tu designio?

-Pues... siempre me gusto... me gusto mucho, salir a pelear, la batalla, todo lo que conlleva... excepto... la parte aburrida... todo eso de... planear... la guerra es lucha. Seria todo mejor si solo pudiera salir y combatir...

-Oh... eso es lo que más me gusta de tu designio.

-Quédatelo – bromeo Ares.

-Sabes, tal vez podría ayudarte con eso. Seré... la que haga los planes y luego tú iras y lucharas. Solo así.

Ares rio.

-Pues gracias. Señora de la guerra aburrida.

Atenea rio, ayudar a Ares le gustaba, le hacía sentirse... muy bien.

Su mirada dorada cambiaba cuando él reía y eso le gustaba.

Pasaron muchos más días entrenando, descansando, bromeando, aprendiendo.

Oneshots en el Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora