El protector del Hada.

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Este Oneshot me parece hermoso ya que Hefesto es uno de mis dioses favoritos y siempre he creído que toda bestia tiene un corazón frágil, y así es como todos ven a Hefesto, como una especie de ogro horrible. Así que espero les guste.

........

La musa lo miro con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

-¿Por qué tengo que verlo?

-Necesito que te fabrique uno de los talismanes que llevan todas mis musas. – explico Apolo con paciencia.

-¿Para qué?

-Para que se te reconozca como mi musa y nadie ose atreverse a intentar... nada... contra ti. Además de que necesito saber exactamente a cual rama del arte perteneces.

Daría profundizo su ceño.

-¿Un talismán, que te diga de que soy musa?

Apolo asintió.

-Como sabes, existen nueve tipos de arte. Melpómene es la musa del drama, Talía, de la comedia, Clio es una musa bélica... cada una de las musas principales tiene su propio designio, aunque las nuevas, bueno... se han ido catalogando mas sencillamente...

Daría arrugo la nariz.

-Como sea – soltó, no le apetecía escuchar un monologo de Apolo, cuando comenzaba a razonar el arte, se volvía aburridísimo. – Iré con ese tal Hefesto... ¿contento?

Apolo sonrió y asintió. Mando a un par de dioses menores que acompañaran a la musa hasta el volcán del dios, rogando porque el hada no saliera corriendo despavorida al ver al dios de las fraguas.

Así que Daria se dejo guiar hasta el ardiente volcán en donde habitaba el dios herrero.

La musa se limpio la frente cuando sintió el sudor comenzar a emanar.

-Ahg... que asco. – soltó limpiándose en su vestido.

Apenas iban entrando al volcán y ya sentía la falta de oxigeno. Como sea, mientras antes entrara, antes terminaría con esto.

La musa no esperaba ver a un ser tan repugnante, así que cuando vio salir a un gigante de un solo ojo que en sus más antiguas historias solían atrapar a las de su tipo y comerlas de un bocado, no pudo más que gritar e intentar correr despavorida por donde había llegado.

Los dioses que la habían llevado tenían como tarea no dejarla huir, por lo que la atraparon de la cintura y la devolvieron a su sitio.

Daría solo podía escuchar a su madre contándole historias antes de dormir en donde en la mayoría de ellas un ciclope era el malvado ser despreciable que robaba hadas bebe de los brazos de sus madres para devorarlas.

-¡No! ¡No, me comerá! ¡Déjenme ir! - gritaba histérica la musa retorciéndose entre los brazos de los dioses.

Para ser sinceros, los ciclopes sintieron su esencia fae en cuanto la musa piso el volcán. Así que la veían con hambre, pero el pánico de la musa era más bien infundado. Los ciclopes entendían que llevaba protección y que no debían tocarla.

-¡¿QUE DEMONIOS PASA AQUÍ?! – la voz removió el volcán entero.

La musa lo vio, con los ojos tan enormes como le era posible. El hombre salía de una habitación alumbrada, por lo que solo se vislumbraba una silueta. El hada lo vio, oscuro, enorme, plantado ahí, con los brazos en jarras, y vio con el rabillo del ojo que los ciclopes agachaban la cabeza al verlo.

El hada logro soltarse de los dos dioses que la tenían por cada brazo y corrió hasta el hombre. Se medio agacho a su lado, esperando que él pudiera protegerla de las bestias horrorosas.

Oneshots en el Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora