Capítulo 16

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Capítulo 16:

Ni en su cabeza cabía lo que le había pedido. En realidad, las dos cosas. Con Simón había hecho cosas nuevas y había retomado las que hacía mucho tiempo no hacía. Una de esas cosas era sonreír. Claro que desde que Matteo llegó de un momento a otro, eso no había podido ser, no al menos porque en realidad quisiera hacerlo, tal vez por compromiso, mas el mexicano no desaprovechaba oportunidad para intentar sacarle, aunque fuera una sonrisa, por muy pequeña que fuera, y le gusta esa parte de él. A decir verdad, le gusta como era Simón para con ella. Era especial, de eso estaba segura.

Pedirle que le besara había sido algo que le salió de no sabía dónde. Ella misma se impresionó ante tal cosa, pues jamás en lo que tenía de vida, había pedido a alguien un beso, pero ni de buenas noches. Esa era una de las cosas nuevas que había experimentado con el músico.

Aunque sintió que se lo pidió por desespero, estaba consciente de que lo único que buscaba con aquella petición, era sentirse bien y olvidar lo que hace algunos momentos había vivido y, sabía que, Simón, siendo como era, aceptaría. No se refería a que fuera tonto, en absoluto, se lo había pedido porque él con su amabilidad habría aceptado como un amigo, porque ella lo consideraba como eso, un amigo muy apreciado.

Era cruel de su parte utilizar al chico cuando se sentía, así como en esos momentos, se sentía jugar con los sentimientos del mexicano. Pero siendo egoísta, ella se sentía todavía peor de lo que él podría llegar a sentirse en su vida. Además, Simón tenía su novia, una chica que se notaba que le amaba tanto como él a ella, al menos, eso era lo que aparentaban ambos, pero no era quien, para juzgar relaciones diferentes a la suya, pues allí estaba, aterrada por una «pequeña visita» de parte de «el esposo más cariñoso del mundo». Era simplemente horrible lo que se sentía estar cerca de ese hombre. Era como si de un momento a otro, sus músculos dejaran de funcionar y su corazón se detuviera, pero sin morir, para desgracia suya.

Pedirle que durmiera con él esa noche también se agregaba a la lista de cosas nuevas llevadas a cabo a la par del castaño. Si un beso no había pedido en su vida, mucho menos había pedido una noche durmiendo a la par de un hombre.

«Una noche con Simón». No pudo evitar que esa frase sonara extremadamente excitante en su cabeza. Estaba dolida, sí. Asustada, mucho más. Pero tener pensamientos a partir de una frase mal interpretada era cosa de humanos.

—¿Simoncito para toda la noche...? —mencionó viéndolo acercarse con una sonrisa coqueta.

—Soy tuyo toda esta noche. Haz conmigo lo que quieras... —decía en tono dramático, abriendo sus brazos de par en par y viendo hacia el techo, simulando que la lluvia caía sobre todo su cuerpo.

—Eres muy dramático, ¿lo sabías? —le sonrió mirándolo de arriba abajo.

Ella tomaba todas las cosas que le decía, a bromas, sabía que lo que él hacía o decía era para hacerla sentir mejor, y eso, era algo que se lo agradecería de una forma infinita.

—Me iré a cambiar. Te alcanzo cuando estés en tu habitación —le sonrió y se fue a la habitación que ocupaba.

Cerró la puerta tras él y recostó todo su cuerpo en su madera –la de la puerta –. Suspiró profundamente cerrando los ojos y apretó sus puños con tanta fuerza que sentía que sus uñas se adentraban en su piel. Estar cerca de la rubia, tan cerca que pudo sentir su respiración había sido un poco, bueno, en realidad muy perturbador. Él confundido con sus sentimientos para con la chica y ella diciéndole que le abrace, no era algo que le molestara, hasta cierto punto, porque estar cuerpo a cuerpo con ella le hacía sentir un sinfín de emociones que no tenía ni idea de cómo explicarlas.

Temor |SIMBAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora