Capítulo 33:
Como en tantas veces atrás, Simón se encontraba hablando con su «yo» interior, en una plática desesperada por dejar el nerviosismo.
Aunque él sabía que seguía amando a la rubia que se había llevado su corazón, se había propuesto a olvidarla, a sacarla de su mente, porque se estaba volviendo dañino para él ver a esa chica hasta en la sopa.
¿Qué mejor persona que Jazmín para olvidar a Ámbar? Probablemente no había ninguna otra, porque esa chica en verdad le había demostrado que lo amaba y que su amor era sincero, leal, y que podía soportar cualquier cosa. Porque incluso demostró que lo seguía amando todavía después de que fue él mismo quien decidió terminar con la relación que tenían.
—¿Y si se me cae? ¿Y si por alguna razón no le queda? —se preguntaba mientras notaba el sudor en sus manos —. Dios... qué miedo...
—No seas estúpido, todo irá bien, en todo caso, si no le queda, le puedes dar una dona. La intención es lo que cuenta —pareció burlarse. Y lo hacía.
—¿Por qué eres así? —frunció su seño —Que yo recuerde no soy tan cruel, menos conmigo mismo —se cruzó de brazos.
—No quisiera ser parte de ti si ella te dijera que no —le dijo su Simón interior mientras se escondía en la parte oscura de su mente —. Estás solo, amigo.
—Si fueras mi amigo no me dejarías solo —reclamó haciendo gestos de obviedad.
—Tienes que dejar de tener estas pláticas imaginarias contigo mismo.
—Tienes razón, lo único que espero de todo esto, es que diga que sí —se levantó de su cama y emprendió camino hasta la sala, donde Jazmín lo esperaba desde hacía unos cuantos minutos.
—¿Hablabas con alguien? —preguntó la pelirroja con una sonrisa.
—¿Ah?... No, para nada, ¿por qué? —contestó haciendo gestos de no entender nada.
—Creí haberte escuchado hablar.
—Estás loca —sonrió. Se preguntó cómo reaccionaría la chica cuando se diera cuenta de que en verdad él era el loco por hablar consigo mismo —¿Nos vamos?
—Vamos, cariño...
Ámbar se cepillaba el cabello con suavidad e intentando por todos los medios distraerse con algo y tratar de no pensar en un castaño mexicano que era malditamente guapo. Es que, hasta cuando se cepillaba los dientes se acordaba de él.
Lo único que tenía de ese chico era un bóxer negro, el cual, trataba de ponérselo lo más seguido posible. Sentir la comodidad de la prenda era como sentirse en sus brazos. Aunque claro, eso era una de las razones por las cuales no podía olvidarlo.
—Me dañarás el espejo, tonta —sonó una voz ronca detrás de ella.
—¿Tonta? Tonta tu abuela, puto —reaccionó Ámbar viéndolo a través del espejo —. Y para tu información, yo reparé este espejo, tú lo habías quebrado cuando te veías en él.
—Ya... —susurró mientras se dejaba caer en la cama y se cubría su cara con una de las almohadas.
—Me vas a babear la almohada —hizo una mueca de asco.
—Huele a culo tu almohada —respondió tirando el objeto al suelo.
—De eso nada, entonces es tuya si huele de esa manera.
—Ah... —solo eso.
A ese tío le pasaba algo. Era obvio, «tonta» era lo más amable y bonito que le había dicho en toda su «hermosa relación».

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Temor |SIMBAR|
Fanfiction-Tengo miedo... -le dijo entre lágrimas. -Yo haré que olvides todo por lo que pasaste -la abrazó mientras sobaba su cabello. Ella no conoce el amor verdadero. Él le enseñará que la vida no es como ella la pinta. Ella no se quiere enamorar. Él s...