Capítulo 13:
Hacía una tarde bastante fría, el cielo estaba cubierto de espesas nubes grises y una pequeña llovizna caía desde estas hasta dar de lleno con su rostro. Había decido salir a caminar un poco, quería salir de las cuatro paredes de su departamento y sentirse un poco liberado por un segundo, aunque liberado no sabía de qué.
El abrigo que llevaba era bastante pesado y le cubría hasta cinco dedos por encima de la rodilla, tenía un gorro que lo estaba utilizando para que las gotas de agua no cayeran en su castaño cabello, sin embargo, aún tenía frío. Se sopló las manos e hizo fricción con sus palmas para darse un poco de calor, ahora lamentaba no haber traído consigo aquellos molestos guantes que, en este momento, le caerían como anillo al dedo.
Necesitaba un poco de calor interior, ¿y qué mejor que una buena taza de café en un día frío como aquel? Sí, eso le caería bien.
Quedaba cerca una cafetería, con un nombre que no lo recordaba, pero sabía que estaba cerca. Decidió tomar camino hacia el lugar, supo que había llegado al ver en lo alto de un local de color morado claro con blanco, un rotulo en el que se podía leer con letras enormes las palabras «CAFÉ PARA TODOS», sin dudarlo y sin chistar, empujó la acristalada puerta, pulcramente reluciente. La campanilla que había en una esquina de esta sonó llamando la atención de una camarera vestida con una pequeña falda que no dejaba nada a la imaginación de color azul oscuro y una blusa blanca de mangas largas y en su cabello, un ajustadísimo moño que le hacía ver sus ojos de aspecto oriental.
Buscó una mesa en el fondo, pero las que había, estaban ocupadas y no le dio de otra que tomar una de las que estaban junto a la enorme ventana de cristal la cual daba vista absoluta tanto de adentro hacia afuera como al revés.
Escuchó el taconeo de la camarera cada vez más cera de él por lo que volteó en dirección al sonido y se encontró con la mujer que le miraba sonriente mientras abrazaba una pequeña libreta y una pluma.
—¿Qué desea tomar el señor? —con una voz suave y sensual se atrevió a preguntar la muchacha.
—Solo un café, gracias —respondió serio mientras ponía su teléfono móvil en la mesa.
—¿Un café negro? —volvió a preguntar la chica.
—Oh... —la miró con una sonrisa sarcástica —¿Tienes café de colores? Bueno, me apetecería uno de color azul o amarillo, quizás —frunció los labios dejándolos en una sola línea.
—Un café. En un momento —se retiró la chica con las mejillas pintadas de un color carmesí debido a la vergüenza.
Unos cuantos minutos después, la mujer regresó con el café en las manos y se fue sin siquiera preguntar si se le ofrecía algo más, supuso que la vergüenza no le había pasado. «Qué tonta», pensó para después rodar los ojos.
Se quedó viendo hacia afuera a través del vidrio, esperando que algo interesante sucediera, un accidente, una pelea, un robo. Lo que fuera. Pero estaba más que seguro que tales cosas no sucederían nunca, peor si eran juntas, pero al menos le quedaba un poco de esperanza dentro de su ser.
Frente al pequeño local se encontraba de edificio de unas diez plantas aproximadamente, no supo por qué, pero no quitaba la mirada de aquel lugar, tal vez era porque era la construcción más grande que estaba frente a sus ojos o porque simplemente este no se podía mover del lugar donde estaba construido.
Dentro del edificio, muy cerca de la entrada, se podía ver a dos personas halando, una chica y un chico, al tipo no lo había visto nunca en su vida, pero ella, ella se le hacía extrañamente conocida. Eso le llamó la atención. Frunció el ceño y trató de enfocarse en las dos personas. El chico llevaba a su espalda lo que parecía ser un estuche de guitarra y la chica parecía despedirse mientras le miraba. Ella era rubia y de tez blanca, llevaba puesto un suéter bastante holgado de color gris y su dorada cabellera suelta a la merced del viento.

ESTÁS LEYENDO
Temor |SIMBAR|
Fanfic-Tengo miedo... -le dijo entre lágrimas. -Yo haré que olvides todo por lo que pasaste -la abrazó mientras sobaba su cabello. Ella no conoce el amor verdadero. Él le enseñará que la vida no es como ella la pinta. Ella no se quiere enamorar. Él s...