Hace como unos diez minutos que hemos llegado a casa de Kate, y acabo de subir a dejar mi mochila en su habitación. Me siento en la cama y cojo el móvil. Lo miro y veo que tengo muchos mensajes de mi novio y una llamada perdida. Decido llamarlo y tras intentarlo varias veces, al fin me coge.
- ¿Qué querías? -le pregunto un poco borde.
- ¿Qué te pasa? No me has hablado en todo el día.
- Tú a mí tampoco -hago una pausa- No sé si es porque estaba con un amigo o qué.
Oigo como suspira al otro lado de la línea y cierro los ojos relajándome, pero al instante los abro.
- Mira Hugo, mañana hablamos -me toco la frente y cuelgo sin dejar que me contestara.
Me relajo un poco y decido bajar donde se encuentran todos. Hay un sitio al lado de Logan y me siento.
- ¿Pasa algo? -me pregunta cuando me ve sentarme con mala cara. Me acaricia el muslo y pongo mi mano encima de la suya, pero sin quitarla.
- No, tranquilo -susurro. Asiente y sonríe.
- Son la una y media, ¿qué hacemos? -pregunta Kate con una botella de ginebra en una mano.
Me mira sonriente y yo le devuelvo la sonrisa. Me levanto rápidamente y cojo la botella.
- ¿Quién quiere? -la abro.
Todos me miran y sonríen.
- ¿Quién no va a querer? -Shooter se levanta y coge vasos de la cocina. Niego y seguidamente, me pongo la botella sobre mis labios y empiezo a beber.
Tras cuatro tragos siento como la garganta me arde y paro de beber.
Kate me mira y estira el brazo para que le de la botella. Lo hago y hace mi gesto anterior.- Estáis locas joder -Nil ríe.
Nil se levanta y le quita la botella a Kate, e inmediatamente se la aboca y bebe.
Son las cuatro de la mañana, en el salón hay tres colchones. En cada colchón se encuentran dos personas.
Kate está con Shooter, Nil con Tarifa, Logan y yo en otro, y por último Salva en el sofá grande.
Están todos medio dormidos, pero Logan y yo estamos súper despiertos, aunque bastante borrachos.
Me encuentro con una pierna encima de él y su brazo por debajo de mi cuello, en el que puedo apoyarme.
Tengo una de mis manos en su pecho mientras hablamos de varios temas en susurros, hasta que sale uno en especial.- ¿Con cuántos te has liado? -me pregunta.
- No los he contado -sonrío.
- Entonces no me lío contigo, seguro que ha sido con pocos -dice con aires superiores. Espero que esté de broma.
- Qué pasa, ¿que si me he liado con pocos significa que no sé liarme? -frunzo el ceño y levanto mi cabeza mirándolo fijamente.
- Así lo asocio yo -levanta las cejas.
- No tiene por qué -vuelvo a acomodarme.- Puedo haberme liado con pocos y liarme perfectamente.
- Vale, pero tampoco hace falta que te piques, solo dile que pienso que no sabes liarte -sigue picádome.
- Pero eso no lo sabes si no me lío contigo.
- Para hacerme creer lo contrario podríamos hacerlo -me propone y niego.- Entonces seguiré pensando que lo haces mal.
- Que no lo hago mal -reniego.
Nos quedamos en silencio y yo estoy pensando en lanzarme incluso. No es porque no quiera que piense si lo hago mal o no, realmente nunca me han importado las opiniones de los demás. Simplemente tengo ganas. Y hago caso a mis pensamientos.
Pongo mi mano derecha sobre su cara haciendo que me mire y me acerco lentamente. Él hace lo mismo y une nuestros labios.