Siempre y para siempre lara jean - Peter kavinsky

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Paso por casa un poco antes de las ocho para dejar mis cosas y poderme dar una ducha a fondo. Mis manos aún se sienten pegajosas por la grasa de cocina y huelen a detergente.

Mamá está toda emocionada esperando relatos, me ofrece que salgamos a cenar para poder hablar, pero paso. Estoy desesperado por ver a covey, no he sabido nada de ella, sé que está bien porque me envió un mensaje diciéndome que fuera a su casa, apenas regresara y eso es lo que hare.

—Te lo contare todo mañana. —Le digo a mamá antes de irme corriendo.

* * *

Lara jean me abre la puerta casi de inmediato, se ve tan preciosa que trato de tomar una foto mental de este momento y guardarla para siempre.

Sonrió y la abrazo, dejo caer un poco de mi peso sobre sus hombros teatralmente digo: —Estoy muy adolorido.

Ella solo ríe y me sujeta fuertemente. Dejandome caer en el sillón digo: — ¿Podemos no ir a lo de Steve esta noche? Solo quiero quedarme aquí y estar contigo, no tener que hablar con la gente. Estoy jodidamente agotado.

—Claro —Dice y suspira.

—Los chicos del equipo están en una forma increíble. Era difícil mantenerse al día.

—Oye, tú también estás en buena forma.

—No tanto como ellos. Tengo que organizarme. —digo. Covey me mira pero parece nerviosa, me rasco la nuca y digo: —¿Entonces vas a decirme dónde estabas anoche?

Se sienta a mi lado, con las piernas dobladas debajo de ella, acaricia mis mejillas con la palma de sus manos y luego las deja caer en sus piernas.

—Bueno, bien. —Duda. —¿Estás listo para esto?

Rio: —Sí, lo estoy.

—De acuerdo. Esto es tan loco, pero estuve en Carolina del Norte con Chris.

Arqueo las cejas, porque esto no me dice nada: —Extraño. Bien. Continua.

—Estuve ahí porque... ¡Entré en UNC! —Chilla. Es ahí cuando deja salir la sonrisa que contenía, alegría pura.

Esta mirándome, esperando a que yo diga algo. Lo primero que sale de mi boca es un muy forzado: —Guau. Eso es... Guau. Eso es genial.

Respiran profundamente y dice: —No pensé que quisiera ir ahí, pero cuando Chris y yo lo visitamos, la ciudad era realmente encantadora, y la gente era muy agradable, hay este banco, por el Viejo Pozo...

Me congelo, porque ha dicho no pensé que quería ir ahí, eso quiere decir que lo hará, se ira. A una ciudad aún más lejana, ahora nuestro obstáculo es más grande.

—¿En qué piensas? —Pregunta llamando mi atención.

—¿Esto significa que vas ahí ahora y no a William & Mary?

—Sí. —susurra.

Asiento. —Estoy feliz por ti, lo estoy. —Aseguro, pero puedo sentir mis músculos tensarse y el enojo venir a mí. Explico lo más tranquilo que puedo: —Solo apesta que estarás tan lejos. Por ejemplo, si tuviera que entrar en mi coche y conducir a Chapel Hill ahora mismo, me quedaría dormido al volante. ¿Qué tan lejos está Charlottesville de Chapel Hill? ¿Cuatro horas?

—Tres horas y veinticinco minutos. ¡Sé que suena largo, pero juro que pasa rápido! —responde.

—Eso es el doble de cuánto tiempo se tarda en llegar de Charlottesville a William y Mary. Y eso es sin tráfico. —digo y dejo caer la cabeza detrás del sofá, porque ahora esto se siente demasiado.