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Darrell está sentado a mi lado, hundido en la miseria. Pammy ha estado ignorándolo.

—Mi vida apesta. —dice por milésima vez.

—Te perdonara. —Le aseguro.

Darrell mira hacia su mesa de pammy, pero ella está concentrada en un libro y no levanta la cabeza, más que para beber de su soda.

—Seré un fracasado que ira al baile solo, sin chica. —Lloriquea. Haciéndonos reír. Mira hacia Gabe y dice: —Sin ofender. —La mirada de Gabe se borra de inmediato.

—Ahora es una competencia. —digo sonriendo. —Ambos lucharan por lucas krapf.

Darrell estira el brazo y me da un puñetazo en el hombro. —¡Ay! —Digo, pero después suelto una carcajada.

—Para su información idiotas, ya tengo cita para el baile. —dice Gabe, muy serio.

Darrell se inclina interesado hacia él.

—Ya perdiste. —Le digo a darrell. Ambos me miran hartos, así que levanto las manos en rendición y me callo.

—¿Quién es la chica? —Quiere saber darrell.

—Keisha Wood.

Ambos la conocemos, así que no hay mucho interrogatorio sobre ella.

—¿Cómo lo hiciste? —Presiona darrell.

—¿El qué? —Dice Gabe mordiendo su sándwich.

Darrell pone los ojos en blanco. —La proposición.

—Ah eso. —Gabe se encoje de hombros. —Solo paso corriendo por casa, la aborde hice la pregunta y ya está.

—Que mierda. —Resopla darrell. —Eso no me ayuda en nada.

—¿En qué tendría que ayudarte? —digo.

—En alguna idea para que pammy me perdone.

—Eso es fácil. —dice Gabe. —Lo primero que tienes que hacer, es las paces con tu madre y hacer que este en paz con pammy. Ya lo demás será pan comido.

Me quedo mirando a Gabe porque tiene razón, a veces puede ser muy sabio y decir lo correcto.

—Eso será difícil. —Dice darrell.

Gabe niega con la cabeza y sigue hablando, pero yo desconecto de ellos, porque lara jean está viniendo hacia mí, con la mirada triste.

—¿Supiste algo? —Digo cuando se sienta a mi lado.

—Estoy en lista de espera en la Universidad de Carolina del Norte. —dice encogiéndose.

—Oh, mierda. Bueno, es imposible entrar ahí fuera del estado a menos que seas un jugador de básquetbol. Honestamente, incluso entrar en la lista de espera es impresionante. —Digo, porque es la verdad, una parte de mí se siente tranquilo. No deseaba que lara jean este tan lejos.

—Supongo —dice como si no importara, pero se que lo hace.

—Que se jodan —digo—. ¿Quién quiere ir ahí de todas maneras?

—Mucha gente. —Responde. Comienza a desenvolver su almuerzo. Su mirada esta fija en su bandeja, pero no hace ademan de comer.

Me encojo de hombros, porque no sé qué más decir. Nunca fue nuestro plan que ella fuera a chapel hill, en realidad fue solo por si acaso, pero decir que UVA es nuestro único plan suena demasiado deprimente.

Steve aplaude en la mesa y comienza a hablar sobre el próximo partido de lacrosse que nos espera. Todos en la mesa se animan cuando comienza a hablar sobre los preparativos de la próxima fiesta que hará. Nunca le he preguntado, pero es impresionante lo fácil, que sus padres le prestan la casa, para sus famosas fiestas. Lara jean lo mira fingiendo poner atención, porque la compruebo a cada momento y sé que está sumida en la nada. A penas le da unos sorbos a su soda. Escurro mi mano por debajo de la mesa y le aprieto gentilmente su pierna. No de una manera irrespetuosa, sino una manera de decirle estoy aquí, contigo.

El timbre suena avisándonos que el almuerzo ha terminado. Algunos de los chicos se levantan rápidamente con sus bandejas y desaparecen por el pasillo. Lara jean se queda sentada a mi lado.

—¿No vas a comer algo? —Le digo.

—No tengo hambre.

Su voz suena tan triste, su mirada esta tan apagada. Que no dudaría en cambiar de lugar con ella. Todo por hacerla feliz. Suspirando digo: —Deberías ser tú la que va a Virginia y no yo.

—Nunca digas eso. Te lo ganaste. Mereces ir a la Universidad de Virginia. —dice firmemente.

Bajando la mirada digo: —Tú también. —ambos nos quedamos en silencio por unos segundos. Recuerdo lo que Gabe dijo sobre la transferencia. —¿Recuerdas a Toney Lewis? — Digo. Covey sacude la cabeza. —Él estaba en último año cuando yo estaba en primero. ¡Fue a la universidad comunitaria de Piedmont por dos años y luego fue transferido a la Universidad de Virginia en su tercer año! Apuesto que podrías hacer eso también, pero podrías ser capaz de hacerlo antes ya que vas a tomar una carrera normal de cuatro años. ¡Obtener una transferencia es un millón de veces más fácil!

—Supongo que es verdad... —dice pensativamente.

—¿Verdad? Bueno, así que este otoño irás a William & Mary, a la universidad de Richmond o adónde sea que entres y nos visitaremos el uno al otro todo el tiempo, y aplicarás para una transferencia el próximo año y entonces, ¡estarás conmigo en Virginia! ¡Dónde perteneces! —Digo trinunfalmente, porque dicho de esta manera todo parece posible.

Con ojos soñadores lara jean dice: —¿De verdad crees que será tan fácil para mí entrar?

—¡Sí! ¡Debiste entrar desde un principio! Confía en mí Covey. —

Lara jean asiento lentamente. —¡Sí! De acuerdo.

—Bien. Entonces tenemos un plan. —Digo.

Lara jean estira la mano y toma una de mis papas fritas y se la mete a la boca, sonrío para ella, porque esa nube negra que tenía en el rostro parece que se disipo. Se mete otra a la boca, cuando su teléfono suena. Lo saca y desliza sus dedos rápidamente por la pantalla. Miro por encima de su hombro, es un correo de la oficina de Admisiones en William y Mary. Nuestros ojos se buscan, lara jean me da una mirada de pánico. Y aquí está el momento decisivo. Le pido a dios en silencio, que por favor sea admitida. La página tarda una eternidad cargando, mi pierna brinca como loca.

Cuando por fin se abre sale el mensaje:

Es con gran placer que le ofrecemos admisión en la Universidad de William y Mary...

Salto de mi asiento, haciendo que la silla se caiga de espaldas, agarro a lara jean de las manos y la levanto en el aire dándole vueltas. —¡Lara Jean acaba de entrar a William y Mary! —Grito, para nadie en particular. Los chicos que quedan en nuestra mesa aplauden para nosotros. —¿Lo ves? —digo mirándola a los ojos. —Te dije que todo funcionaría.

Lara jean rodea mis hombros y me sujeta con fuerza. Por su rostro puedo decir que un gran peso se fue de sus hombros.

Relajando los míos, que estaban igual de tensos digo: —Lo haremos funcionar hasta que estés aquí —susurro, hundiendo mi cara en su cuello.—Sólo está a dos horas, eso es nada. Apuesto a que tu papá te dejaría tomar el auto. No es como si Kitty lo necesitara. Y haré el viaje contigo algunas veces para que te sientas cómoda con ello. Va a estar todo bien Covey.

Siento el movimiento de la cabeza de lara jean asintiendo. Y me permito soñar con que todo sera como l planeamos, los obstáculos que tenemos enfrente, los pasaremos juntos. No pienso detenerme hasta llegar a la meta con ella.


Siempre y para siempre lara jean - Peter kavinskyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora