La mayor parte del tiempo, el amor no es perfecto, no es color rosa, no provoca mariposas en el estómago, no dura por siempre. ¿Cómo te enteras de todas estas cosas? Cuando alguien te decepciona, cuando ves tu cuento de hadas derrumbarse justo frent...
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-¿Qué edad tienes? -Preguntó Annie mirando con curiosidad a Vivian.
Ella despegó su vista del celular y frunció el año, analizando a la niña. Odiaba a los niños, nunca tuvo una buena relación con ellos. Intentó sonreírle a Annie, pero fue más bien como una mueca.
-¿Dónde está tu papá? -Preguntó ella evitando la primera pregunta de la morena.
-En la cocina. ¿Qué edad tienes?
Vivian miró a ambos lados, asegurándose de que estuvieran las dos solas. Se acercó al rostro de Annie y analizó el rostro de ella.
-¿Qué te importa?
Annie abrió sus ojos y boca, impresionada.
-¿Eso de ahí es una arruga? Sí, apuesto a que rondas los cuarenta, linda -Dijo Annie sonriendo con falsedad.
Vivian fulminó a la niña con la mirada.
¿En serio tendré que soportar a ésta mocosa toda mi vida? Pensó la rubia.
-Cuando me case con tu papa me encargaré de ocupar todo su tiempo libre y jamás puedas verlo.
Annie tuvo ganas de enterrar un cuchillo en sus ojos; sacárselos, meterlos al horno y comérselos. ¡La odiaba!
-¿En serio crees que tienes una oportunidad de casarte con mi padre? -Preguntó Annie, totalmente furiosa.
Vivian comenzó a reír. Levantó su mano, donde un hermoso anillo adornaba uno de sus dedos.
-Niñita, ya estoy a un paso de lograrlo. No seas tonta.
Annie entre cerró sus ojos.
-Espero que sufras cuando logre juntar a mamá y papá otra vez... Y tú quedarás sin boda, sin departamento, sin auto, sin dinero. Rubia tonta.
Ahora la impresionada era la rubia, quien observó como Annie se ponía de pie y caminaba hacia la cocina, donde Chris e Isabella se encontraban cocinando la cena.
Hace cuatro meses
-¿Tía? -Preguntó Annie a Marianela.
Ambas estaban en una heladería a pocas cuadras de la casa de la pre-adolescente. Marianela, quien estaba bebiendo un café helado, miró a su sobrina atentamente. Ella sabía que Annie tenía algo en mente, se había mostrado muy callada los últimos días.
-¿Sí, Annie?
-Tengo... Uhm, tengo algo que preguntarte.
-Adelante.
-Bien... Primero, yo, uhm, el otro día estaba durmiendo con mamá y me desperté durante la noche porque mamá estaba hablando dormida y dijo algo que... Ya sabes, me dejó pensativa.
