nueve

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(Una foto de Adam, el hermano de Vivian)


Los días parecían estar más calmados. El ambiente navideño se podía sentir en todo su esplendor, faltando pocas semanas para la celebración más esperada por Isabella y su hija.

Bella poco había visto a Christopher aquellos días, ya que él trabajaba hasta altas horas de la noche en el hospital, por lo que, más que saludarlo por las mañana, no había hecho. Haciendo creer a la mujer que todo volvía un poco a la normalidad, sin drama ni problemas. Aquella mañana, Marianela, la hermana de Isabella, había llegado a la ciudad, lo cual era perfecto, siendo ella como la mejor amiga de Bella, era lo que más necesitaba en esos momentos, apoyo de su hermana. 

-Me dirás todo -Dijo su hermana al otro lado del teléfono, mientras Isabella comía su almuerzo.

-¿Todo sobre qué? ¿En serio tienes que joderme tanto? Acabas de traer tu trasero a mi casa ésta mañana y aún así, me llamas por teléfono en mi hora de almuerzo. ¿Tanto me extrañaste? -Bromeó Bella sonriendo. 

-Sabes que te amo, hermanita. Pero no te desvíes del tema. Debes contarme todo.

-¿Sobre qué?

-Christopher y tú...

Isabella rodó los ojos.

-Él es el padre de Annie. Está viviendo conmigo un par de meses. Él se va a casar. Es todo lo que necesitas saber, hermanita. Nada del otro mundo, nada que desconozcas. 

Marianela rió divertida.

-Entonces, ¿me dirás que no lo has visto desnudo durante todos estos días? ¿En ropa interior? ¿Algo? ¿Ha habido química entre ustedes otra vez? 

-¿Puedes dejar de pensar en esas cosas? No pasará, hermana -Dijo Isabella tajante. 

-De acuerdo... Lograré sacarte más información hoy en la tarde. Nos vemos en casa, hermanita.

-Adiós, te quiero a veces.

-Yo no te quiero -Fue la respuesta de Marianela antes de colgar.

Isabella suspiró, volviendo su atención a su comida.

Para mucha gente, podría llegar a ser penoso comer sola en un restaurant común y corriente, pero para ella no lo era. Por el contrario, prefería estar sola y hundirse en sus pensamientos o escuchar un poco de música. Estaba a punto de realizar lo último, cuando alguien se sentó justo frente a ella, dejando un plato de comida sobre la mesa. Al levantar la cabeza, dudó un poco antes de reconocer al hombre vestido con ropa formal.

-¿Isabella? ¡Hola! Disculpa, ¿puedo sentarme aquí?

Era Adam, el hermano de Vivian. Pero, ¿qué hacía allí? Ella asintió con la cabeza, distraídamente. 

DESPUÉS DE 12 AÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora