veintidos

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-¿Estás segura? Es peligroso -Advirtió él.

-Hazlo.

-Vivian, ¿en serio no quieres pensarlo antes?

-¡Él malditamente va a romper conmigo, Adam! ¡Hazlo!

-Fue un gran, gran error aceptar la propuesta de Julia. Mira cómo estás ahora, pareces una loca...

Vivian suspiró con pesadez, rodando sus ojos.

-Ni siquiera te gusta el doctor -Prosiguió Adam.

-No me gusta Chris, pero si su dinero y el de su madre. Si él se atreve a romper el maldito matrimonio, la loca de su madre literalmente me desterrará. No la conoces, está demente.

Adam miró a Vivian unos segundos. Realmente la loca en ésta situación parecía ser ella.

-Adam, por favor -Suplicó Vivian haciendo un puchero con sus labios-. Tengo que casarme con ese hombre.

-¿Y el accidente cómo arreglaría las cosas? De igual forma seguirá amando a Isabella...

Vivian miró con atención el lugar donde aún estaba estacionado el auto de Christopher. Miró la hora, faltaban algunos minutos para las cuatro de la tarde.

-Luego pensaré en eso. Sólo estoy atrasando las cosas. ¿Lo harás o no?

Adam, sin mirar a Vivian, asintió con la cabeza, harto con la situación.

-Deberás pagarme la mitad de lo que esa vieja te dará. O no hay trato.

Vivian dio un chillido de emoción. Se inclinó hacia el asiento de Adam y tomó el rostro del hombre con sus manos.

-Eres el mejor -Chilló ella, antes de estampar sus labios contra los de Adam.

-Claro que lo soy, hermanita -Ironizó Adam con una sonrisa divertida. Volvió a besar los labios de la rubia-. Aun no puedo creer como se te ha ocurrido todo esto. ¿Hermanos? ¿En serio?

Vivian rió.

-El dinero mueve mis neuronas, tonto. Entonces, repacemos esto. Antes de chocarlo, llamarás a la ambulancia, ¿oíste? No queremos que él muera, o nos meteremos el graves problemas. Avanzarás un par de calles y subirás a mi auto, voy a estar todo el tiempo cerca de ti, así que no te preocupes. Recuerda que...

-Sí, sí. Entendí todo la primera vez, mujer. Cállate un segundo. Todo saldrá bien.

***

Isabella suspiró, viendo una vez más la hora en su celular. Ya eran las seis y veinte de la tarde, por lo cual, llevaba más de una hora esperando a Christopher, sin resultados positivos. Él no sólo se había ausentado, sino que, además, no contestaba ni las llamadas, ni los mensajes.

DESPUÉS DE 12 AÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora