-¿Sentiste eso?
Christopher, miró la punta de sus pies, donde el doctor acababa de pinchar su dedo pulgar con una aguja.
-No -Respondió fríamente él, acostado en su camilla.
El doctor tocó su pierna, a la altura de las pantorrilas. Nuevamente pinchó su piel.
-¿Qué tal eso?
Chris miró hacia otro lugar, tensando su mandíbula.
-¿Christopher?
-No lo sentí...
El doctor, un hombre de edad, de cabello canoso y sonrisa amable, que muy bien conocía a Christopher, dio un leve suspiro. Ésta vez, probó un poco más arriba, en el muslo del accidentado, cerca de la rodilla dejó el pinchazo.
-¡Lo sentí! ¡Ese lo sentí! -Dijo él de inmediato, abriendo mucho sus ojos, una sonrisa de inmediato se dibujó en su sonrisa.
-Del uno al...
-Siete, fue como un siete -Dijo él, ya conociendo muy bien todo el procedimiento.
-Muy bien, Chris -Lo animó el hombre.
El doctor se giró, hacia la enfermera que lo acompañaba, dándole indicaciones.
-Bien, Chris... Uhm, creo que sabes muy bien como es todo esto -Comenzó a decirle el doctor, volteándose nuevamente hacia él-. Esto es volver a cero y sólo será cuestión de tiempo y esfuerzo poder ver algunos resultados. Debes ser optimista y no echarte abajo, ¿de acuerdo?
-Lo sé... -Susurró él-. Es raro vivirlo del otro lado, pero lo sé... Créeme, Hector.
Él le sonrió.
-Vendré en un rato, creo que hoy tendrás muchas visitas. La sala de espera está llenísima de personas...
Christopher sonrió, en medio de un suspiro. Se despidió del hombre, era el tercer doctor que iba aquella mañana a chequear como iba. Era la suerte de ser doctor y tener amigos en el área.
Antes de que Vanessa, una enfermera que había trabajado con Chris antes se fuera, él la llamó por su nombre.
-¿Puedes ver si está mi hija afuera, por favor? -Le pidió él-. La conoces, ¿no?
-Por supuesto -Aseguró la chica de cabello castaño.
-Si está allí junto a su madre, Isabella, diles que pasen y... Que sólo entren las dos, es urgente. Por favor, por favor.
-No se preocupe, doctor -Dijo ella amablemente.
-Muchas gracias.
La chica de mediana estatura le sonrió a Chris antes de abandonar la habitación. Él se quedó sentado, acomodándose con dificultad en aquella camilla. Ya era su cuarto día en aquel lugar y aunque el shock emocional era grande, el dolor físico lo era mucho más. Le dolía, literalmente, cada músculo del cuerpo, sintiéndolos agudamente todos al mismo tiempo, convirtiéndose en un molestar irritable y adormecedor.
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DESPUÉS DE 12 AÑOS
Teen FictionLa mayor parte del tiempo, el amor no es perfecto, no es color rosa, no provoca mariposas en el estómago, no dura por siempre. ¿Cómo te enteras de todas estas cosas? Cuando alguien te decepciona, cuando ves tu cuento de hadas derrumbarse justo frent...