Capítulo 3

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Una de las cosas que más odio del coche, es buscar aparcamiento, sobre todo cuando se me olvida donde está. Con toda la gente que había, no tenía lugar para aparcar, por lo que tuvimos que irnos a la calle de al lado. Allison se bajó cuando la gente no quería quitarse del camino, no vi a donde se dirigía, pero me lo puedo imaginar. Tarde lo mío en poder llegar al otro lado con la gente encima del capo.

Sabía que era una fiesta importante, que todo el mundo no se perdería algo así, de todas formas ver tanta gente me abruma. Según Allison iba a venir gente importante, en este pueblo no conozco a nadie importante, por lo que será de fuera. La gente va de un lado a otro con los míticos vasos de plástico rojos de las fiestas. El murmullo de la gente es tan elevado que la música dentro de la casa apenas se escucha. Es impresionante que haya gente que a estas horas ya vaya borracho, echando el alma por las esquinas y por donde primero pillan.

La casa es bastante grande, más de lo que aparenta desde fuera, al entrar en el salón tengo que pestañear una cuantas veces para que mi vista se adapte a la oscuridad, por suerte las luces de colores que cuelgan en el techo me dejan ver por dónde puedo pasar cuando la vista se me adapta, mientras paso como puedo entre la gente a restregones, intentando no resbalar con los vasos y cubitos que hay en el suelo.

Mientras me abro paso entre la gente -más alta que yo- intento buscar a Allison con por toda la sala, no hay pista de ella por ningún lado. En estos lugares se convierte en humo, puede estar en cualquier lado, algunas veces la puedes encontrar y puede llegar a ser muy desagradable y otras ni la ves. Me giro al escuchar su nombre, nada, la gente sigue a su ritmo, bailando y bebiendo como taberneros. Al volver a girarme una de las luces del techo me dio en la cara, deslumbrándome. En vez de quedarme quieta para asimilar lo que acababa de pasar, decidí seguir hacia delante, aun viendo manchas por la luz. Sin ver muy bien lo que tenía delante, ni lo que estaba pisando.

Cada paso que daba sentía que el ambiente se iba despejando, podía dar dos pasos sin recibir empujones. Sin darme cuenta, pise uno de los cubitos, iba a resbalarme y caer al suelo sucio, cosa que no le hubiera sentado bien a mi mono blanco. Al intentar recuperar el equilibrio, mis brazos se fueron hacia los lados, proporcionando algunos golpes. Nadie de los que le había dado se giró para ver quien les había dado un manotazo, excepto una persona, la cual conocí al instante.

-Que sorpresa, pequeña saltamontes. ¿Y tú amiga? -dice con un gran asombro. Su sonrisa se ensancha con forme se va girando.

-Ni idea... -vale, me está hablando como si me conociera de toda la vida y solo hablemos un poco.

-Ah, ya entiendo... Has venido con tu amiga pero ella se ha ido por su lado y tú por el tuyo, ¿no es así? -me quedo callada con la boca abierta, sorprendida. -Vayamos a la cocina a hablar, aquí no podemos con este alboroto. -me coge de la cintura y me guía para la cocina, haciéndose paso entre la gente como un quitanieves.

Un grupo de gente comienza a empujar y a formar mucho escándalo, al parecer es una pelea, y por las caras de algunos, diría que es una pelea de chicas. Seguro que Allison estará enterada del asunto. Pasamos al lado del corro que han formado y cómo puedo me asomo -por simple curiosidad- para ver quién es, todos gritan pelea, ninguno hace nada para detenerlas. Una de las chicas... oh dios, es Allison.

Están tiradas en el suelo arrancándose los pelos a puñados. Soy mala amiga al pensar que seguramente se lo merece, y tal vez la culpa la tenga ella. Las dejaría que siguieran, haría como que no las conozco, no obstante hay algo que me lo impide.

No necesita mi ayuda, ni la merece, pero aquí estoy yo, ofreciéndosela como siempre. La engancho de un brazo y me la llevo lejos del espectáculo que han hecho, todo el mundo abuchea por el final repentino del combate. La dejo sentarse en el suelo cuando ya nos hemos alejado del espectáculo, todos se van esparciendo por la sala y siguen a su ritmo.

Maybe is a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora