3. Inmaculada noche.

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Las dos semanas pasaron y el trabajo no se hizo más fácil, al menos no para Magnus. Los niños eran de su agrado, pero no en un ambiente educativo. Gracias a dios al día siguiente no habría clases, no por tres días.

- Cuantos regalos, me voy a poner celoso.

Alec hablo y sacó de su asombro a un Magnus que miraba al menos unas 30 cajas de regalos sobre el centro del estudio. El 8 de diciembre era su cumpleaños y un día antes todos los chicos le trajeron regalos, ellos y las madres.

Alexander. Esto es una catástrofe, no tengo idea cómo los vamos a llevar a casa... - Miró horrorizado a su novio que ya estaba riendo.- No se de que te reís... - De verdad estaba algo molesto.

- Sos un viejito lindo ¿Sabias? - Empezó a dar pasos para acercarse a él.

- ¿Viejito? Ah mira! Hablo el quinceañero! - Alec soltó una carcajada.

- No te hagas el duro...

- La tengo dura, hace dos semanas que la tengo así. - Alec volvió a reírse y Magnus aflojo el mal humor instantáneamente, su sonrisa podía sacarle todo.

- Me voy a asegurar de que esta noche se te pase todo.. - Un suave beso se posó en la nariz de Magnus y este cerró los ojos esperando un beso en sus labios que se estiraron para recibirlo.- Pero no todavía.

Magnus lo miró luego de apretar los párpados molesto por no recibir su beso y se giro ofendido, mirando sus regalos.

- Anda con tus viejos, yo me quedo con los regalitos de mis nenes.

- Cancele. - Los brazos de Alec se encerraron sobre la cintura de Magnus. - Nos vamos a casa.

Y Magnus sintió que su fiesta de cumpleaños había empezado un par de horas antes y eso le ponía de un humor triunfal.

Las burbujas del jacuzzi le pegaban de una forma que cada nervio de su cuerpo dejó de funcionar. Estaba completamente relajado, y las sales aromáticas eran una gloria. Abrió los ojos y visualizo la cantidad de velas que Alec le había puesto alrededor y por todo el baño, no solo eso, también había flores y pétalos de rosa que se movían en el agua.

Estaba feliz.

Podía escuchar ruidos que hacia Alec en la cocina. Según le dijo le había preparado un delicioso menú de puré con milanesas (porque era lo que más adoraba honestamente) y un vino que Magnus adoraba que se había llevado todo el presupuesto y por eso la cena, que igual era deliciosa.

Salio del agua cuando el agua comenzó a enfriarse y se secó con las toallas que habían comprado de oferta. La verdad que amaba su vida, era la vida que tanto quería, llena de amor y... ¿De verdad la amaba? Dejó el baño con solo los boxer puestos, no había hecho a tiempo a buscar ropa, Alec lo metió enseguida a bañarse. Dio varios pasos hasta la pieza y allí lo vio.

Pequeñas florecitas de color azul marino cubrían delicadamente la piel de Alec. La piel de su cola porque el resto estaba desnudo. Era un encaje tan sutil y maravilloso el que había elegido, tan el.

Alec se estiró para que los pétalos llegaran al otro lado de la cama y al hacer ese movimiento la ropa íntima que llevaba se encarnó entre sus nalgas. El corazón de Magnus se detuvo y rezo porque se diera vuelta y lo hizo, cuando un pequeño jadeo se escapó de su boca y Alec lo escucho.

- Te dije que me avisaras! - Le reclamó su desnudo novio mientras giraba.

- Virgen María lo que ven mis ojos. - Dijo Magnus mirando el miembro de Alec atrapado entre las telas transparentes. - He visto a Dios.

- Era una sorpresa.. - Alec hizo puchero y Magnus empezó a reír.

- ¿Vos me jodes no? - Se acercó a su novio y lo abrazo besándolo con desespero. - Hoy quiero comerte todo y la noche no va a terminar bien si no te rompo eso... - Le susurro entre sus labios.

- Vos estas loco, no sabes lo caro que me... - Pero no pudo seguir hablando porque Magnus estaba ya comiéndole la boca.

- La comida!

Grito Alec a la vez que buscaba aire. Magnus lo estaba devorando sobre las cama, ni enterados como llegaron a esa posición, pero el pronto cumpleañero estaba moviéndose sin parar sobre su entrepierna. Estaba tan duro que no podía reaccionar.

- No me hagas esto por favor te lo pido.

- Se va a enfriar!

- No dale.. - Magnus lo miro en suplica. Estaba a punto de morirse de necesidad.

- Amor.. Aguanta un poco queres.. Vamos a comer y venimos. Dale..

- Esta bien, esta bien...

Magnus enterró su rostro en el cuello de Alec, respirando, intentando calmarse. Cómo iba a terminar la noche aun no lo sabia pero madre de dios. No iba a sobrevivir otra noche sin estar con Alec.

Ups.

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Enseñame a Amar (P3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora