8. Atardecer

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Nada nunca más superaría ese momento. Ese en el que te das cuenta de que la otra persona que amas, te ama de igual manera. Que te elige para pasar el resto de su vida y que todo lo que sueñas está en sincronía. Las primeras luces del sol se comenzaron a reflejar en la espalda de Magnus que estaba aún en movimiento sobre la pelvis de Alec, su reciente prometido.

Si, había pasado toda la noche juntos ¿Quien podría culparlos?

Las manos de Alec se apretaron sobre los muslos de su amante mientras los movimientos se hacían mas rápido. Tan acertados como si llevaran toda una vida haciéndolo. Magnus se inclino hacia atrás, tomando las piernas de Alec como apoyo auto penetrándose con su pene favorito. Los jadeos de ambos se hicieron mas fuertes y sin dar mas vueltas ambos acabaron juntos. El pecho de Alec quedó marcado por las manchas del semen de Magnus que se rió divertido al verlo. Tomó un pañuelo y lo limpio.

- Igual te vas a tener que bañar..

- Vos también..

Se acusaron mutuamente con las voces agotadas y el cuerpo cansado. Ambos se tomaron de las manos y empezaron a besarse suavemente, casi durmiéndose en la boca del otro. No más de dos horas pasaron y las alarmas los despertaron nuevamente.

- Podemos no hablar de eso ahora. - Le dijo Alec a Magnus mientras se rascaba los ojos brutalmente.

- ¿Por qué no? Es perfecto. Hacemos así.. - Empezó a escribir y Alec lo miro intentado despabilarse, con la taza llena de café en su otra mano desocupada. - Alquilamos un castillo, chiquito, no tan grande y hacemos una gran fiesta de día! Podemos vestirnos todos de blanco. Código: White - soltó una pequeña risita- Elegante sport - Puso en lo que parecía ser la lista de una fiesta.

- Dios... - Alec se llevó la taza a la boca y tomó varios sorbos. - ¿Me vas a preguntar algo o pensas hacerlo todo vos?

- No, porque ni bien te pregunte me vas a decir que no a todo.

- Entonces para que lo escribís.

- Para torturarte y que veas lo mal que me haces sentir.

Alec apretó los labios para no reír y se levantó de la cama, dejando un beso antes en la frente de Magnus.

- Soña tranquilo amor, pero sabe que no va a pasar.

- Bueno, si es en sueños voy a poner que entramos en caballos blancos y desnudos. - Su prometido soltó una carcajada mientras entraba al baño. Al menos le hacia reír.

• • •

Cuando Magnus termino su clase vio que Alec no estaba y eso lo distrajo de saludar a las madres insoportables que siempre le traían algo, miro a Lilia y esta le sonrió.

- Fue a tomar aire. - Le aclaro sin que preguntara siquiera, lo conocía.

- ¿Dónde están los ancianos?

- Volverán el año que viene... No tienen ganas de bailar ahora.

- Oh... Claro... Entiendo.

Era entendible, pensó en bailarín con glitter en sus párpados y pelos parados con gel. El día anterior no era solo el compromiso, habían pasado otras cosas que seguramente tenían mal a Alec. Magnus miró a todos lados y tomo sus cosas, las de Alec ya no estaban. Un dolor en el pecho le empezó a punzar muy molestamente. Cuando salio vio que Luke llegaba y se paró a un costado esperando que le hablara.

- Hey, ¿Ya salís?

- Si..

- Alec me dijo que te llevara a donde esta cuando salieras ¿Vamos?

Magnus no contesto y se subió al auto con el ¿Por que sentía que su pecho se iba a salir? Tenía tanto miedo de perder a Alec que a veces se asustaba de si mismo.

• • •

Mendoza era un lugar hermoso, de eso no había dudas. Lo mas hermoso que tenia era su parque general San Martín, era tan extenso que no alcanzaría ni un día para recorrerlo entero. Con Alec habían ido una vez sola con un Tour, algo muy divertido. Luke paso por los portones y se dirigió hasta el sector del rosedal, donde los autos ya no podían pasar. Allí apago el motor y miro a Magnus, este entendió y se bajo del auto.

- No tarden mucho - Le grito mientras cerraba la puerta.

La figura de Alec se veía a una distancia prudentemente lejana. Era tan lindo con sus pelos parados y su calza negra con líneas blancas en los gemelos. Se le marcaba todo. Magnus se mordió el labio inferior mientras caminaba hasta el. Estaba parado con los hombros caidos y tiraba piedritas al rió donde ya no estaban los muchachos con dinero haciendo sus travesías.

- Alexander.

Este ni volteo cuando la voz de Magnus sonó por detrás de el. Se acerco y juntos se sentaron en el pasto. Alec miró a otro lado, ocultaba su rostro en unos mechones ya crecidos.

- Mírame.. - Le susurro tomándole la mano.

Y lo hizo. Vio muchas cosas en su rostro, pero lo que más le llamaba la atención era el color de sus ojos azulados mezclados con el rojizo de haber estado llorando. Se lo veía triste, pero era tan hermoso y más con la luz del atardecer tiñendole la piel.

- ¿Me queres decir que pasa? - Le dijo Magnus acariciándole el cabello.

- Nada, solo me puse mal.

- ¿Por los ancianos?

- Por todo en general...

- ¿Que otras cosas te tienen mal?

- Las fiestas... - Magnus dejo un beso en la piel que su musculosa no llegaba a cubrir, sobre su hombro.- Necesitaba un poco de paz.

- Entonces te viene bien descansar...

- Deberíamos irnos a Francia ¿No te parece?

- Es en unos días, aun no Alexander - Magnus sonrío por las ansias de Alec.

- Ahora es mejor.

Magnus levantó la cabeza y le miro, a veces era mejor no decir nada y simplemente hacer las cosas. Algo parecía pasar, algo en su interior que tal vez no estaba listo para decir.

- Mañana nos vamos si queres.

- Si. Si nos falta algo lo compramos allá, con tu tarjeta.

- Vas a hacerme llorar. - Le contesto llevándose la mano al pecho. Era como un permiso para ser el enteramente; comprador compulsivo, consumista y... Alec lo miró fulminante.- Lo justo y necesario. - Contestó con seriedad, una que hizo sonreír a Alec por lo rápido que había sido para cambiar de parecer.

Ambos se quedaron ahí un rato, dándose un tiempo para simplemente estar. Cuando la noche comenzó a caer verdaderamente se fueron a buscar a Luke que sorpresivamente estaba coqueteando con un grupo de chicas maratonistas que entrenaban en el parque. Ni bien llegaron se pusieron a armar las valijas, notando que no tenían muchas cosas de invierno. Iban a ser unas mas de 15hs de vuelo muy interesantes.

- TENEMOS PARADA EN LONDRES. - grito Magnus dese la cocina, era básicamente como si lo gritara desde cualquier lado, el departamento era seriamente diminuto.

- Que bien. - Respondió un animado Alec.

- Tenes que ser tan ortiva... - Alec lo miro y sonrió tenso.

- Que felicidad. - Dijo con la misma sonrisa y luego soltó una carcajada, notando lo que Magnus le decía.

- Creo que alguien anda necesitando su medicina.

- ¿Que? Déjate de joder, tenemos mil cosas que hacer.. No podemos andar cogiendo, aparte está la cama ocupada.. - Magnus ya estaba pegado a su espalda abrazándolo.- y no voy a coger contra la pared, el otro día me quedaron moretones en aaaahhh... Magnus! - La mano de su prometido estaba metida debajo del boxer de Alec.

- Si mi amor... - Dijo besándole la nuca. Porque hacer valijas era fácil.

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Enseñame a Amar (P3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora