4. Valle de Uco

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Los ojos de Magnus se abrieron de repente cuando en el sueño, o mejor dicho pesadilla, se torno imposible de mantener. Miró a Alec y lo vio dormir tan placenteramente que eso le ayudó a calmarse. Luego de unos minutos se separo como pudo del abrazo y Alec se re acomodo, mirando para el otro lado. Era tan dormilón a veces. En especial los domingos. 

El departamento en el que estaban era muy parecido al de Alec en Buenos Aires. Magnus lo detestaba, detestaba estar en ese lugar, con los niños con los viejos, en esa ciudad. Estaba harto. Se sentó en la mesa desayunadora que justo daba a la ventana y miró lo único que amaba, el paisaje. El sonido de su celular lo despabiló, una llamada. Era su padre.

- Hey.

- Ese saludo desinflado ya me responde que no estás bien.

- ¿Estás en brujo?

- ¿No eras vos ese? - Magnus se rió, lo había sido en una obra hacía unos años.- Eso quería escuchar, tu risa.

- Voy a estar bien... Es solo... difícil acostumbrarse a esto.

- ¿A ser normal? ¿Aburrido? ¿Sin nadie adorándote?

- Se que me hace una basura superficial pero si.

- No lo sos. Estas cosas son así, deberías hablarlo con Alec... El es... Inteligente, seguramente sabrá que hacer con esto.

- ¿Desde cuando sos Team Alec?

- Desde que vos lo sos...

- Papa, voy a estar bien. De verdad.

Unos ruidos se escucharon de fondo algo parecido a una reunión. Magnus miro a la cama y Alec seguía durmiendo.

- ¿Que estas arreglando?

- Tengo problemas con los sponsors, unos vienen y otros se van si no estas. Es complicado, nada que tu padre no pueda arreglar.

- Quiero volver.

- Tenes un contrato hasta el 31 de enero Magnus.

- Lo se... - Magnus llevo su mano a la cara y se odio tanto por lo que estaba sintiendo en ese momento ¿Quería acaso dejar a Alec? El pecho se le estrujo.

- ¿Hijo estas bien?

- No se que digo perdóname.

- ¿Queres que vaya?

- No! No claro que no. Después hablamos, voy a hacer el desayuno.

- ¿Te gusto mi regalo? - Magnus había cumplido años el día anterior.

- ¿Que regalo?

- Seguro llegará tarde... - Alguien llamó a su padre de fondo.- Bueno, después hablamos! Buena semana Magnus!

Y corto.

La casa se quedó en silencio por un largo rato mientras Magnus iba y preparaba el desayuno. Se preguntó si podía superar todo esto que sentía. Dejar que el ego se interpusiera en su camino a la felicidad era algo muy estúpido de hacer.

La sonrisa de Alec lo distraía tanto a veces que se sorprendía a sí mismo. Era algo a lo que no estaba acostumbrado. Siempre estaba triste antes y en este nuevo lugar era feliz. Cómo podía Magnus querer sacarle la felicidad a Alec, después de todo lo que había sufrido...

- Es genial, y se que te gusta el vino así que..

- Pero a vos no te gusta... - le respondió Magnus mirando los pases para una cena romántica y previa visita a las instalaciones de la finca.

Enseñame a Amar (P3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora