Epílogo

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Como explicar esa emoción previa a firmar algo que sabes que te cambiara la vida para siempre. Al menos se podía decir que los nervios eran parecidos a donar sangre. Era un miedo a las agujas y a la idea de perder algo, una parte de uno que tardarías en recuperar, pero a la vez saber que estabas dando algo mucho mas fuerte, un sentimiento.

Vida.

Donar una parte tuya, como un voto de confianza de saber que lo que haces esta bien. Que le vas a solucionar el problema a alguien ¿Tenia comparación? Tal vez no hasta que no te pasara de necesitar sangre y darte cuenta de que esa sangre que recibiste de algún desconocido fue tal vez, alguien como vos. Pensando lo mismo y sintiendo lo mismo ¿Estaba enamorado ese donante? ¿Estaba enamorado el? ¿El amor se puede donar? Puede el otro saber cuanto se ama o cuanto se lo ama cuando se hace ese voto silencioso de confianza. Ese secreto maravilloso ¿Era feliz? ¿Estaba triste? ¿Por que lo hacia? ¿Filantropía? Alec se sentía de esa manera en ese momento. Estaba en una oficina muy lujosa, era un abogado de pocas pulgas el que estaba delante de el y al parecer tenia un humor de nunca tener tiempo para nadie, ni siquiera para el mismo.

Miro los papeles una vez mas y sintió un dolor fuerte en su pecho.

- No puedo hacerlo... - susurro con la lapicera casi escurriéndose de sus dedos.

- Las separaciones son mas normales de lo que cree señor Lightwood.

Alec apretó sus labios y la lapicera que quería escaparle de la mano ¿Por que si algo era normal todos debían hacerlo? ¿Que era lo normal? ¿Quien lo definía?

• • •

Los principales debían salir a escena a saludar y ese era su turno. Camille le pasó al lado y ni lo miró, era una enemistad eterna. Magnus corrió hasta la mitad del escenario y miró a toda la gente, estaban de pie aplaudiéndolo a él, solo a él. 

El asiento vacío de Alec en la fila siete fue lo que más le dolió. Pero la sonrisa debía quedar, siempre. El show debía continuar, sin importar como estén nuestros corazones. Volvió a agacharse y saludar, dio la vuelta y se retiró corriendo del escenario.

Entro a su camarín y miro a todos lados. Vacío. Alec solía estar ahí, esperándolo para quitarle el maquillaje o ayudarlo a desvestirse para salir más rápido e ir a cenar juntos. A veces lo pasaba a buscar.

Siempre estaba ahí para él, con una sonrisa enorme.

Pero no esa noche. 

Ni hacia varias noches.

Magnus se sentó en su silla y comenzó a quitarse el maquillaje solo. Tenía ganas de llorar, no estaba acostumbrado a estar sin él lo extrañaba demasiado, pero a veces había cosas que iban más allá de ellos. Cosas mucho más importantes y él lo entendía.

Sobre todas las cosas entendía a su Alexander.

Luego de casarse habían pasado la mayor cantidad del tiempo viajando. Claro, debido a su condición, de Alec, era siempre en auto o micro, nada de aviones. Se habían recorrido toda la Argentina y Uruguay. A Alec no le gustaba Brasil.. Tenia un drama con ellos. Pero ya no quedaba nada por recorrer, nada por hacer. Magnus se miro en el espejo, sin el maquillaje, sin sus peinados ¿Que era? ¿Quien era sin Alec? 

No era nadie.

• • •

Un mensaje de texto distrajo a Magnus que estaba casi durmiéndose en el auto. Era Alec. Le mandaba una dirección para verse mañana ¿Ya había llegado? ¿Por que no estaba con el? Tenía tantas preguntas...

Enseñame a Amar (P3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora