Carta 34

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Mi amor, desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye.
Se oye como si despertarnos de un suelo en el alba.
Se respira en las hojas, se mueve como se mueven las gotas del agua.

Luz: corazón, rosa, amor....
Junto  a tu nombre el dolor de una cosa extraña.
Es una cosa que nos mira y se va, como se va la sangre de una herida; como se va la muerte de la vida.
Y la vida se llena con tu nombre: Luz, claridad, esclarecida.

Yo pondría mi corazón entre tus manos sin que él  se revelará.
No tendría ni así de miedo, porque sabría quien lo tomaba.
Y un corazón que sabe y que presiente cuál es la mano amiga, manejada por otro corazón,no teme a nada.
¿Y qué mejor amparo tendría él,  que esas tus manos, Luz?

He aprendido a decir tu nombre mientras duermo. Lo he aprendido a decir entre la noche iluminada.

Fragmento de CARTAS A CLARA de Juan Rulfo.


Señorita Luz Irene, sepa usted que tiene a una ferviente admiradora que la ama a varios kilómetros de distancia, y que a pesar de todo lo que nos pueda suceder en un futuro mi corazón le pertenece y le pertenecerá incluso hasta después que este deje de latir.

Atte. El corazón❤ de tu novia.


Cartas a mi noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora