Capítulo 24

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Todos acaban de abrazarse y piensan que es mejor que se vayan a dormir ya. Ha sido un día muy largo y tienen que descansar. Pero tienen la ventaja de que mañana es sábado y pueden dormir un poco más.

Julia, está triste. Con lo que dijo del padre de Iván, siente que ha vuelto al principio.

-Julia, no te rayes. Piensa que saber que tu padre mató a tu mejor amigo no tiene que hacer mucha gracia. –Dice Vicky.

-Ya, pero no sé si volverá a hablarme si quiera. –Dice Julia, poniéndose el pijama.

-Es cuestión de tiempo. –Dice Carolina.

-Parece que de eso no tenemos mucho. –Le contesta Julia.

Las tres se echan unas risas y se meten a la cama. Carolina, no puede evitar pensar en lo que le ha pasado y mira por la ventana cuando ve algo raro.

-Mirad. ¿No es un poco raro que venga gente a esta hora? –Dice.

-¿Qué pasa? –Dice Vicky acercándose a la ventana.

-Es un hombre con su hijo. Seguro que se han perdido. –Dice Julia.

-Ya o viene a ocupar el puesto de Amelia. –Dice Carolina.

-Vámonos a dormir. Quiero que este día acabe ya. –Dice Vicky.

Se meten a sus camas y se quedan dormidas.

Héctor...

-Jacinta, tengo que saber dónde están los cuerpos de mis amigos, quizá no estén muertos. –Dice Héctor.

-Héctor, ya vale. Hace más de treinta años de todo aquello. Pasa página.

-No puedo, Jacinta. Prometí que iba a cuidarlos y los metí en la boca del lobo.

-Sólo te digo que tengas cuidado. Lo que sea que pasase hace treinta años, sigue pasando. –Dice Jacinta.

Jacinta se marcha y deja a Héctor en la cocina. No puede parar de pensar en sus amigos, en su hermana. En todo lo que estaba ocurriendo. Pero ya era demasiado tarde como para seguir pensando, tenía que irse a dormir.

Cuando se va hacia su cuarto, en el baño oye un par de voces. Por un momento, piensa en algo malo, hasta que ve que son Evelyn y Paula.

-¿Se puede saber qué es lo que estáis haciendo aquí a estas horas?

-Es que a Paula le están mandando notas secretas y no sabemos quién es. –Dice Evelyn.

-¿Notas secretas? –Dice Héctor.

-Sí, cogí un libro de la biblioteca y encontré esta adivinanza. Yo jugaba con mi madre a estas cosas y esto pone que el tesoro está aquí, en el baño. –Explica Paula.

-Pues yo no pienso meter la mano en el baño. A saber quién ha hecho sus necesidades por última vez aquí. –Dice Evelyn.

Héctor, no puede dar crédito a lo que sus ojos ven. Ese libro era de Irene Espí, su hermana.

-Venga, iros a la cama y dejarme a mí. Si encuentro el tesoro os lo daré. –Dice Héctor.

-Está bien, pero si es mucho dinero siempre podremos repartirlo. Mi madre siempre lo dice. –Dice Evelyn.

-Sé que Héctor nunca robaría. –Dice Paula.

Las niñas se marchan y Héctor tiene la oportunidad de poder encontrar el tesoro.

Los cinco huérfanos encontraron hace treinta años, las seis lágrimas de Volkonski, quien fuese los que le estaban siguiendo hace años, querían esas lágrimas, así que le pidió a Irene que las escondiese junto a la foto de sus amigos. También le hizo prometer, que en caso de que sus amigos viniesen, les contaría el lugar y ellos lo cogerían. Pero de lo que se da cuenta Héctor, es que sus amigos nunca llegaron, porque las gemas, seguían en el mismo sitio.

El Internado.Where stories live. Discover now