El puré de calabaza.

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Héctor, no puede dejar de mirar el periódico. Sabe que está en peligro como no tenga más cuidado la próxima vez si no quiere acabar como la dependienta.

Pero no puede dejar que la gente lo vea preocupado sino, entonces levantará sospechas. Tiene que centrarse en la reunión que tiene en escasos minutos.

Se dirige hacia el despacho de Elsa. Y sin darse cuenta, se ha llevado el periódico.

-Hay que ver que gente más carroñera, ¿Eh? –Dice Camilo, señalando el periódico.

-Sí. –Es lo único que consigue decir.

La reunión pasa sin ningún tipo de contratiempo.

-¿Qué piensas sobre la dependienta? –Dice Noiret.

-Lo que sé es que Samuel Espí, está vivo. Y lo más importante, necesita dinero, así que volverá a vender más, así que hay que tener cuidado y estar al tanto con la próxima vez. –Dice Camilo.

-Matamos a la dependienta, porque la jodida no tuvo narices a decirnos quien era y que aspecto tenía. –Dice Noiret.

-Pues hay que tener más cuidado la próxima vez. –Dice Camilo, dejándolo solo en el despacho de Elsa.

Iván, se ha levantado con mucha fiebre hoy. No va a poder ir a clase, pero no le importa, de todos modos, no se iba a enterar de nada.

-María, que estoy bien. Sigue haciendo tu trabajo, que si no te van a despedir. –Dice Iván, al ver que María no deja de ponerle paños de agua y el termómetro.

-Estás enfermo y tienes fiebre. –Dice María.

-Si me pasa algo más, te llamo. De verdad. –Le dedica una sonrisa.

-Vale, está bien. No te vas a desprender de mi tan fácilmente. –Le dice.

-¿No crees que ya hemos estado bastante tiempo separados? –Le espeta Iván, pero no le está incriminando nada, sino todo lo contrario.

-Por eso. –Dice María, mirando al suelo.

-No te culpes. No sabías nada. –Dice Iván. -¿Sabes? Mola, eso de tener una madre joven.

-¿Ah sí? –Dice sonriendo. –Pues me vas a tener que aguantar más años, entonces.

-Retiro lo dicho, entonces. –Dice riendo. –María. –Dice cuando ésta se marcha. –Las madres cuando sus hijos están enfermos, les dan un beso en la frente. Y tú eres mi madre, así que supongo que también tendrás que hacer eso.

María, no pensaba que le dijese eso. En un principio, tiene miedo de que sea una de sus bromas, pero ve que no. Se acerca y le da un tímido beso en la frente.

Coge el termómetro y se marcha con la sonrisa más grande que puede tener en el rostro.

Marcos y Roque, entran en la habitación para ver que tal está su amigo y para darle los deberes, que saben que no hará.

-¿Qué tal? ¿Cómo estás? –Dice Marcos.

-Con mi madre rondando por aquí, es muy difícil estar enfermo. –Dice riendo.

Y es entonces, cuando se da cuenta de la palabra que acaba de decir.

-Creo que me ha subido la fiebre. –Dice Iván, avergonzado.

-No te avergüences. Ojalá todos tuviésemos a nuestros padres tan cerca como tienes tu a tu madre. –Dice Marcos.

-Ya, Marcos. Pero no me negarás que la forma que he tenido de conocer de su existencia ha sido fina. –Dice Iván, levantándose.

El Internado.Where stories live. Discover now