No puede ser.

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Los chicos dejan el USB bien guardado para que nadie los pille, con Amelia ahora rondando, no pueden asegurarse. Aunque desde que saben que el padre de Julia, estaba metido en algo turbio, no están muy seguros de poder confiar en ella.

Intentan no levantar sospechas, si lo hacen, alguno de ellos pueden salir perjudicados.

En el patio, Toni está limpiando su moto. No es muy buena, pero lo justo para que le lleve y le traiga. Iván, que ha salido un momento a fumarse un cigarrillo, se da cuenta de que se le ha olvidado el mechero y no hay nadie más cerca para pedírselo.

-Eh, tú. –Dice Iván, acercándose.

-¿Cómo que eh, tú? ¿Es que tu padre no te ha enseñado los buenos modales? –Le contesta sin darse la vuelta.

-Sí, pero es que lo que pasa es que hay un problema. Mis padres biológicos me vendieron a un maltratador, así que no sé a qué tipo de padre te refieres.

-Vaya, no sabía nada. –Dice culpándose.

-No pasa nada. Ya sé quién es mi madre biológica, la limpiadora. María. La verdad es que mi madre adoptiva murió cuando yo tenía tres años, así que he crecido sin madre y no veas lo pesada que es...-Dice riendo.

-Me puedo hacer una idea. –Dice entre dientes.

-Vaya moto que tienes. No es muy nueva, pero te podrían dar mucho dinero por ella. –Dice Iván.

-Yo esto no lo vendo en la vida. Me ha costado sudor y lágrimas poder tenerla a punto. Cuando quieras, puedes cogerla. –Dice ofreciéndose.

-No me lo digas mucho. –Dice riendo.

María, que teme que los dos estén juntos, sale a su búsqueda y los encuentra hablando.

-Iván, sabes que no hay que fumar y mucho menos en horario de clase. Venga, vamos a clase. –Dice María.

-Vaya, lo que te decía. Siempre está pegada a mí. –Dice Iván, marchándose.

María espera a que Iván entra en el colegio para hablar con Toni.

-No me digas nada. Él solito ha venido a pedirme un mechero y yo no me he podido negar. Es mi hijo.

-También ha sido tu hijo durante los dieciséis años anteriores, ¿Dónde estabas?

-¿Quieres que te diga donde estuve cuando pasó? Cuando me bajé del coche, y ese tipo se metió contigo, el tal Noiret, me pegó una paliza increíble, me tiró el dinero a la cara y en ese momento, decidí en ir a buscarte, corrí a pie varios kilómetros, pero debieron cambiar el rumbo para que yo no hiciese nada que les pusiese en peligro. Los dos millones de pesetas que me dieron, los cogí y se los envié a su madre adoptiva cuando nuestro hijo tenía solo dos años.

Catorce años antes...

-Tengo que saber dónde está mi hijo. –Dice Toni.

-Hace dos años que la Pitu dio a luz, a saber dónde estará la madre y el hijo. –Dice un amigo suyo.

-Seguramente, le dijeron que había fallecido en el parto y no sabe que está vivo, pero yo lo sé y no voy a parar hasta que consiga verle.

-Pero si no sabes a quien se lo vendiste.

-No, pero hay alguien que sí. –Dice Toni.

Toni se dirige hacia el hospital donde dos años y nueve meses antes, María había estado.

-Vengo buscando al doctor Trebijo. –Dice Toni.

-Un momento. –dice la secretaria que tarda unos minutos en volver a hablarle. –Puede pasar, tiene un hueco ahora mismo.

El Internado.Where stories live. Discover now