Niñato.

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Los chicos entran después de que Julia, saliese con crema de calabaza en la falda. No pueden dejar de reír y mirar a Iván como un bicho raro, hasta Roque le ha hecho gracia. Sabe que no va a conseguir nunca nada con Julia, así que si por lo menos es feliz con Iván, lo aceptaría.

-No quiero que digáis nada. Julia quería colocarme esa mierda de bandeja y se me ha caído la comida. Si mi madre, no fuese tan lista de traerme el plato sin cubiertos, ahora no me habría pasado esto. –Dice Iván.

-Oh, vaya. Ahora la mala voy a ser yo. Que no sabes dónde pones la taza...-Dice María, sin poder aguantarse la risa.

-Eres un saco de sorpresas. –Dice Vicky. Ayudando a coger otras sábanas para ponerlas limpias.

-No me hagas la pelota, que no me voy a volver a acostar contigo. –Dice entre risas.

-Oh, qué pena. Creo que no voy a poder dormir esta noche. –Dice Vicky, haciéndose la dolida. –Había pasado mucho tiempo, desde lo suyo con Iván y aunque al principio le costó, ahora ya no siente nada más que el cariño de un amigo. Más que amigo, un hermano. Aunque a ese "hermano" y a ella les gustaba de vez en cuando tener encuentros improcedentes en el Palomar.

María, decide llevarse las cosas y se despide de Iván hasta mañana.

-Mañana a primera hora vuelvo a ver cómo estás. No creas que te voy a dejar así como así. –Dice María.

-Que sí, mamá. –Dice Iván, intentando recostarse sobre la cama.

Cuando María, sale de la habitación no puede dejar de sonreír. Está feliz, por fin, algo bueno le pasa después de tanto sufrimiento. Lleva unas horas sin saber nada de Fermín, así que entra en la habitación sin decirle nada. Pero lo que se encuentra ahí no es al Fermín de siempre. Ya está tumbado y con cara de pocos amigos.

-¿Qué te pasa? –Dice María, nerviosa. -¿Te encuentras bien? ¿Quieres que te traiga algo?

-Solo me duele la cabeza. –Mentira. –Hoy hemos tenido demasiado jaleo en la cocina.

-Anda, exagerado. Voy a la cocina a por una aspirina, no te muevas. –Dice María, dándole un beso tierno en la frente.

Cuando María sale de la habitación, Fermín quita las ropas de la cama y sale vestido de la cama. Sabía que María iba a acercarse antes de irse a su cama y no podía arriesgarse a mentirle otra vez. Aunque su plan, solo estaba pensado en caso de que se fuese, de no haber sido así, a ver como le decía a su chica, que estaba vestido y con las zapatillas puestas dentro de la cama.

Fermín, cogió su mochila y entró en lo que a su jefe y a él, le parece el lugar donde está el tesoro que tanto andan buscando.

Cuando María llega a la habitación, no hay nadie. Aunque sabía que Fermín estaba muy lejos de esa habitación.

El día amanece. Es viernes, hay que ver lo rápido que pasan los días en este colegio. Iván, apenas tiene fiebre y decide ir a clase. Ya se encuentra mejor. A pesar de que su madre le ha obligado por activa y por pasiva que no se levantase de la cama, ésta vez, ha ganado él.

Cuando llegan a clase, Roque se disponía a sentarse al lado de Julia, pero Iván, se adelanta y se sienta al lado de Julia. Por lo que saben, que algo de ahí no va a salir bien.

-¿Y ésta vez que quieres? ¿La servilleta? –Dice Julia, riendo pero sin perder la atención a la clase.

-Muy graciosa. Quiero dejar clara una cosa. No me gustas. Estás buena, eso sí, pero ya está. Creo que hemos hecho demasiado daño ya a la gente con esto que tengamos entre nosotros. –Dice Iván, señalándose mutuamente.

El Internado.Where stories live. Discover now