El Internado.

Estoy embarazada.

¿Por qué Amelia había vuelto? Era la pregunta que se hacía una y mil veces Carolina. Estaba como ausente, no hablaba ni apenas probó bocado de la cena. Todos estaban callados, sabía que algo estaba pasando, pero ¿Ésta vez que era? ¿Por qué Amelia había venido?

Todos acabaron la cena y llegó la hora de irse a las habitaciones. Carolina lo estaba deseando. Si no tenía hambre, menos iba a tener si la persona que la secuestró estaba hablando con los demás como si nada.

Marcos, sabía que tenía que hablar con Carolina, tranquilizarla y hacerle saber que, qué Amelia estuviese en el colegio no iba a cambiar las cosas.

-Carolina. Un momento. –Dice Marcos, cogiéndola del brazo. –No estés así.

-¿Y cómo quieres que esté? La persona que me secuestró y que ha intentado quitarme a mi novio como cien veces, ha vuelto. Y no sé por qué. A lo mejor se quedó con más ganas y ahora viene a matarme.

-No digas eso. No te va a hacer nada. Esta vez, no. Yo estoy aquí y si hace falta duermo contigo todas las noches. –Dice Marcos.

A Carolina, por un momento se le olvida que Amelia ha vuelto y abraza a su chico. Lo quiere demasiado y ya han estado bastante tiempo separados para que ahora lo vuelvan a dejar pasar.

-Prométeme que no pasará nada y que nos contaremos todo lo que ocurra. No más secretos. –Dice Carolina.

-Prometido. –Dice Marcos, haciendo una señal con los dedos.

Cuando van camino a sus habitaciones, Marcos recibe un mensaje en su móvil. No puede creerse quién es el emisor. Amelia. Por un momento, se echa a reír, no se lo puede creer. Pero afortunadamente, él ya ha llegado a su habitación y solamente Iván se ha dado cuenta.

-Que melosos sois, por favor. Algún día, me van a dar unas ganas de vomitar tremendas y no voy a poder aguantar. –Dice Iván con cara de asco.

-No digas tonterías. Tendrías que verte con Julia. –Dice. –Me río por esto. –Dice enseñándole el mensaje a Iván.

"Si no quieres volver a perder a tu chica, olvídate de ella."

-Esta tía es tonta.

-Se cree que le voy a hacer caso. Esta vez, como le pase algo, no voy a perder el tiempo en decírselo a Héctor. ¿Quién se cree?

-¿Se lo vas a decir a Carol?

-De momento no.

Sabe que hace nada le dijo a su chica que no le iba a esconder más secretos, pero esto no era más allá de una tontería. Sabía que Amelia no le iba a volver a hacer nada malo.

De pronto, recibe una llamada. Éste se cree que es Amelia y contesta de mala gana.

-Deja de tocarme los huevos, ¿Te enteras? No voy a dejar a Carolina en la vida. –Dice malhumorado.

A través de la línea sale una voz que no le es conocida.

-¿Marcos?

-Sí, soy yo. ¿Quién es usted?

-Soy la psicóloga de su madre. La persona que te mandó ese mensaje la otra noche.

-Sí.

-Quiero que nos veamos en la laguna, a las once. Tengo que darte una cosa.

Cuando Marcos va a contestar, la misteriosa mujer ya ha colgado. Llama a todos sus amigos y en cuestión de minutos todos están en la habitación.

-¿Qué te hace pensar que es ella? –Dice Iván.

-Iván tiene razón. Si hace unos días te dijo que no la llamaras, no tiene mucho sentido que ahora te llame a ti. –Dice Vicky.