El Internado.

¿Me has engañado?

Jacinta, lleva toda la mañana buscando a Héctor. Tiene que explicarle, el motivo por el que ha estado ingresado y que es lo que le ha dicho el médico. Sabe que algo no anda bien, pero tiene miedo de que sea algo peor y tiene que hablar con él.

Lo busca, pero no lo encuentra por ningún sitio. El día anterior, lo vio hablando con Amelia sobre algo muy importante, porque cuando se acercó cambiaron de tema.

Héctor...

-¿Qué es esto? –Le dice a Amelia.

-Este lugar es una especie de hospital, donde tratan a personas con tu enfermedad. –Le explica Amelia.

-¿Tú tienes mi enfermedad?

-No, yo no. Pero mi hijo sí.

Héctor, no se esperaba aquella contestación y lo primero que hace es mirarle el vientre.

-¿Y no has pensado nunca en...?

-No, este bebé es lo más importante que tengo. Y la verdad, la forma en la que lo tuve no es la más indicada para elegir.

-¿Qué pasó?

-Héctor, es mejor que no sepas nada. Aquí te van a curar y vas a poder recuperarte, eso es lo que importa de verdad. Te dejo con esta médica que es la que te va a tratar.

Una mujer joven, aparece por la puerta metalizada. No sabe quién es, pero el verla lo tranquiliza de alguna manera. No sabe muy bien si conseguirán curarlo, pero si no lo consiguen, de todas formas se va a morir.

-Hola, soy Blanca Montero. La médica que te va a tratar durante todo el tratamiento.

-Yo soy Héctor de la Vega, aunque supongo que usted ya lo sabrá. –Le dedica una sonrisa.

-Bien, primero de todo, tienes que decirme, como contraiste esa enfermedad. Es muy importante. –Dice Blanca.

-No lo sé, desde hace tiempo tengo mareos, náuseas...-miente. No sabe muy cual fue la causa, pero sabe el momento en el que la contrajo.

Hace treinta años...

Días antes de que ocurriese aquel fatídico desenlace, Héctor decidió bajar a los pasadizos para descubrir a los malos que les estaban haciendo la vida imposible, pero tuvo la mala suerte, de encontrarse con una puerta. Una puerta, donde había niños, a muchos ni los conocía, pero a otros se había cruzado más de una vez por los pasillos. Estaban metidos en jaulas, parecían animales, seguro que están castigados, pensó. Pero con todo lo que él y sus amigos habían descubierto, seguro que no estaban allí por su libre elección.

Se acercó a un chico que parecía furioso, para decirle que lo iba a sacar de allí en cuanto pudiese, pero al acercarse, éste le mordió. El muchacho parecía más furioso que antes, por lo que sabía que aquello no estaba bien, tenía que salir de allí cuanto antes.

Ahora...

-¿Está seguro que no le ha mordido nadie ni se ha dado con nada?

-No, de verdad que no. –Miente.

La Doctora Blanca, no entiende como una persona que no estuvo en aquellos años con el Proyecto Géminis tuviese esa enfermedad.

Blanca le examina y después de acabar, le dice que ya se puede ir. Sale de la sala y entra en otra habitación desde la cual, se puede ver la sala donde anteriormente ha estado con Héctor.

-¿Por qué Héctor está infectado? –Dice Noiret.

-No lo sé, eso estoy intentando averiguar.