Capitulo # 34

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Jueves 29 de octubre del 2020

3:02 a.m.

Lugar desconocido.

―Solo quiero un vaso con agua ¡por favor! Grite mientras comenzaba a golpear mi puerta sabía que ya eran las tres de la mañana porque Natalia siempre se levantaba a tomar un vaso de leche a esta hora, me había quedado despierto viendo la pantalla, para así saber en qué momento tenía que comenzar a gritar como loco por un vaso de agua, consciente de que este era el turno de vigilancia de la enfermera que llevaba las llaves, no sé por cuantas horas insistí con mis gritos hasta que por fin la puerta se abrió, en una de sus manos traía mi vaso con agua, mientras que en la otra sujetaba con fuerzas un jeringa llena de tranquilizantes.

―Sabes que no te lastimare, ¿verdad? solo quiero agua. Dije relajado mientras caminaba hacia mi camilla para obligarla así a entrar y darme el vaso; camino con temor a donde yo estaba y lentamente me dio el vaso con agua.

―Tome rápido me castigaran si saben que le eh dado agua cuando no le toca. Dijo mirando el suelo. Sonreí para mis adentros ella no era mala lo sabía, no podía ver su rostro por la máscara que llevaba, pero sabía que era bondadosa, siempre me trataba bien.

―Señorita es usted muy amable, lamento haberla puesto en esta situación, pero, realmente tenía sed. Digo y ella me mira. ―Es lo menos que puedo hacer, yo soy la que lamenta todo, su situación es muy horrible yo no podría... no sé cómo usted lo hace. Dice para luego marcharse y cuando está a punto de salir cuestiono con desesperación.

― ¿Por qué hace esto entonces? ―digo con desespero y mi única esperanza de salir de aquí se detiene en el portal de la puerta y es ahí cuando vuelvo a respirar.

―Tengo una niña, ella es lo mejor de mi vida, ella es todo para mí, aunque no fue planeada, ni concedida de la mejor manera, vera yo trabajaba en burdel, no tengo idea de quién es su padre ―Yo no pude deshacerme de ella, está enferma por mi culpa, los medicamentos son tan caros yo no podía costearlos, mi mundo se estaba muriendo y luego el me ayudo ―. Dijo que la sanaría, que solo tenía que trabajar con él, jamás me imagine que se trataría de algo así, ahora estoy atrapada aquí al igual que usted  ―expresa la enfermera entre sollozos.

― ¿Quién le dijo eso? Cuestiono. ―El Dr. Ryan. Dice. Entonces me levanto de la camilla, por consiguiente, corro a donde ella y la atrapo entre mis brazos, antes de que pueda irse. Comienza a intentar golpearme, pero le digo ―No te lastimare tranquila, lo prometo solo no te vayas por favor. Y mis palabras la calman. ―Él nos matara ―dice llorando.

―No lo hará, no lo permitiremos, tú me darás las llaves, me explicaras como salir de aquí y luego te iras lejos ―. Lo más lejos que puedas  ―le digo soltándola. ―No puedo, no lo entiende, si me voy como salvare a mi hija. Dice molesta o aterrada.

―Porque hoy saldré de aquí con mi familia y soy médico te ayudare lo prometo ―. No me tendrás que pagar nada, por favor ayúdame, el me recuerda, mi hijo me recuerda, no puedo dejarlo ahí, yo también quiero salvarlo. Digo mientras siento como las lágrimas se escapan de mi rostro, ella se queda quieta, no dice nada y sé que lo está pensando, pero entonces se marcha y dejo que mi cuerpo caiga al acolchonado suelo.

 ― ¡Adiós esperanza! ―pienso,  pero en menos de un minuto la puerta se abre de nuevo, miro a la joven de cabello rubio que se acerca me da las llave, un papelito con su número y correo electrónico. ―Escúcheme bien estamos instalados debajo del bunker, frente a su cuarto esta la puerta de la cocina, dentro de ella está la puerta que lo llevara fuera del bunker, pero si quiere ir por su familia tendrá que seguir el pasillo lo llevara a las escaleras que suben al bunker donde tienen a su familia, es bastante grande pero sé que no se perderá pues un recreación exacta del pueblo donde vivían, con la diferencia que en su pueblo se podía ir a cualquier otra parte y que una vez dentro del bunker no hay manera de salir solo por aquí, así que una vez que este con su familia tendrá que volver a este lugar y sacarlos por la puerta que le eh dicho, esta es la llave de la segunda puerta ―dijo entregándomela ―. Me llevo a algunas enfermeras conmigo, pero quedan algunos que no piensan dejar esto, espero que no tenga que usarla, pero por si uno de ellos lo ve tome esta ―dice dándome una pistola para luego marcharse.

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