Capítulo treinta y cinco

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-Vo' sabí que te quiero, compa eri mi todo... -lo abrazó el Mati.

-Tú igual compa, te quiero caleta hermano... -se lo devolvió el Brandon.

Ni yo con la Britany nos reconciliamos tan rápido weón; hombres po.

Sonó el pito del horno indicando que ya estaban listos los tacos. El Juanpa se dirige a la cocina y agarra dos paños, le pide a la Britany que lleve las maderas a la mesa, y llega con las maderas y las dos bandejas. Yo me paró de la mesa y pregunto por los platos.

-Están en la repisa al lado del refrigerador -voy hacia allá y los cuento a los chiquillos, y saco los necesarios.

La Britany vuelve a la cocina y busca los cubiertos, dejo los platos en el puesto de cada uno y vuelvo a la cocina para buscar servilletas.

-La niña que salvamos el otro día no va a venir? -pregunta el Juanpa cuando ya estamos todos sentados en la mesa.

-La Naya? -cuestiono pa cachar si se refería a ella.

-Sí.

-No sé po, llamémosla -saco mi celu y marco su número.

-Oe, Naya... vai a venir o no?

-No puedo hermana, mañana tengo mi primer control en la mañana -puta oh, más tacos pa mi, já.

-Ya oh, ahí nos vemos -colgué.

Guardé mi cel y le dije a los cabros.

-No va a venir -agarré dos tacos y me lo eché en el plato, ya todos habían empezado a comer y de verdad que estaban wenos.

-Oe, te quedaron ricos -el Brandon fue el primero en decir.

-Sí, vay a tener que enseñarme -me reí.

La Britany saltó y cambió de tema al toque.

-Oe, Brandon, mañana no íbamos a ir a la playa todos? -el weón dejó de comer y cambió la cara.

-Sipo, pero tenemos que irnos temprano, como a las 9 tenemos que ya estar saliendo.

-Por qué tan temprano? -salté yo.

-Porque se llena po, además, tengo que pasar a comprar unas cosas para la casa de allá... Todos los que están aquí van, ¿verdá?

-Sipo.

-Y cómo la vamo a hacer pa irnos?

-La camioneta de mi papá es terrible grandem suficiente pa que nos vayamos todos, pero si el juanpa se quiere ir con la britany nomas, ta bien po, ahora le tengo que hablar al Diego pa preguntarle si va o no, definitivo.

-Llámalo al tiro po -le dije yo y quedó mirándome como, uiii ya, y sacó su teléfono.

-Aló -escuché su voz fuera de la llamada.

-Oe, al final vay?

-No sé hermano, tengo harta pega, o en volá si me desocupo antes le caigo hasta allá po.

-Wena brother, yapo.

-Ya, ahí nos vemos, chao.

-Chao -colgó el Brandon.

Seguimos comiendo como cerdos, ya que el Juanpa hizo como seis bandejas de 50 tacos cada una, me comí como siete nomas en toda la noche porque estaba entera satisfecha, el Matías llevaba como veinte y el Juanpa 40. Era obvio po, a ese weón le encantaban, falta puro que su carcasa del IPhone sea de taco.

Terminamos todo y quedamos en llevar los que sobraron mañana, junto a otras cosas pa picar, pa desayunar y tomar once, obvio, ni siquiera sabía las weás que quería comprar el brandon pero lo iba a acompañar igual -pa que no comprara comida que me cagara el verano-.

La típica mina piolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora