2da meta semanal: Salir a correr.

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5 y media de la mañana y Dazai no podía pegar el ojo; ni los ejercicios de respiración ni de relajación junto con las clases guiadas de yoga que había escuchado a través de sus auriculares surgieron efecto. Tomó incluso té de tilo, había comido liviano 4 horas antes de acostarse, hizo todo para dormirse pero la ansiedad le ganaba sabiendo que tenía que despertar tan temprano, no podía pegar el ojo. El solo dormía cuando podía hacerlo y despertaba con su reloj biológico, pero tal cambio desbalanzó su mente y cuerpo, y bajo el consejo del terapeuta decidió ya no seguir acostado. 

Se preparó un par de tostadas junto con una taza de café, el cronograma decía que tenía que desayunar a las 8 de la mañana, pero se había despertado a las 5, no lo iba a seguir al pie de la letra cuando había empezado ya mal el día. Recordó que Chuuya salía a correr 6 y media de la mañana, y quizá si podía adelantar una de sus tareas, aunque pensaba que el día no podía empezar peor si iba a su apartamento para aguantar su mal humor.

—Ah, tengo que ver las noticias— lo había olvidado por completo. Prendió el televisor que no recordaba la última vez que lo había visto, cambió los canales hasta el cable nacional de Japón; "Japón y EEUU reafirman su alianza contra Corea del Norte" , "Ante la amenaza de Corea del Norte, Japón autorizó la instalación de un nuevo dispositivo antimisiles" "japón regulara a los turistas que juegan al Mario Kart por las calles de Tokio" "Fuerte sismo sacude el país y emiten alerta de Tsunami" ¿en serio creía que ver las noticias le ayudaría en algo? 

Se aburrió con solo 10 minutos de tanta información que no le aportaba nada, y tomo dirección al baño para tomarse una ducha y así despertarse y quedar más despabilado para afrontar el día. 

Se duchó y se vistió con un equipo deportivo celeste que no sabía siquiera si alguna vez lo había usado —"que frustración"— pensó al verse en el reflejo del espejo, se sentía realmente idiota, suspiró y salió así de su apartamento dirigiéndose al de su ex-compañero con una mirada totalmente perdida. ¿Qué estaba haciendo? ¿por qué seguía tan fielmente ese estúpido cronograma aunque se sintiera tan idiota haciéndolo? Sabía que no funcionaría por una simple razón: el no quería perder su vida por simple capricho, por una depresión, a él realmente le daba igual estar vivo, solo quería apresurar un destino ya marcado.

Giró la esquina, y ahí vio el gran edificio donde vivía Chuuya, lujoso por donde se lo mire, una vida tan ostentosa ¿para qué? Aguardó recostado sobre la pared observando la clara mañana hasta que escuchó una puerta abrir y cerrar, giró su mirada hacía donde había escuchado el sonido y solo quiso reír: un hombre de unos apenas un metro y 60 centímetros, delgado, con un equipo deportivo completamente negro que lo hacía verse aún mas frágil, y para variar un sombrero adornando su cabeza.

—¡No te quitas el sombrero ni para salir a correr! ¿No ves que eres patético?— "saludó" Dazai mirándolo de arriba a abajo con gesto de burla a su compañero.

Chuuya sintió como la sangre le comenzaba a hervir al escuchar la voz del castaño, giró hacia donde él estaba apretando la mandíbula y mirándolo desafiante, no tardó ni tres segundos para que toda la rabia que le inundaba desapareciera al ver al castaño con un equipo deportivo celeste, que incluso los pantalones apenas llegaban a sus tobillos dejando parte de su piel al descubierto por vendas por tener piernas tan largas, echó a reír con lagrimas en sus ojos de tal escena.

—¿Acaso no tienes espejo? ¡Si yo soy patético, tu te ves totalmente como uno! ¡una momia deportiva! ¡Pero si halloween ya pasó! ¿o es tu atuendo para el circo? ¡payaso! — se burló el pelirrojo bajo risas exageradas.

—Tus insultos me resbalan, están al nivel de un niño de escuela, ¡Como tu altura! ¡Petit mafia!

—Bastardo— gruñó, si algo no le gustaba y Dazai lo sabía bien, era que se metieran con su altura — discutir contigo es una perdida de mi valioso tiempo. ¿Qué? ¿vienes a correr conmigo? —preguntó y Dazai solo se limitó a asentir seriamente como si esa idea tampoco le agradara, aún así no quiso perder tiempo en preguntar por qué —  Yo comenzaré a trotar si no tienes mi ritmo no me detendré, haré una pausa en el parque como mucho te espero allí para que me digas que traes entre manos .

Consultorio • Soukoku •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora