7ma meta -Control- Parte I.

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El cielo color hollín crujía durante largos segundos amenazando con una posible tormenta, el silbido del viento que se escabullía por los espacios angostos de las ventanas y puertas daban un clima en la Agencia de cierta calma, trabajando todos en silencio disfrutando de un té verde en la tarde gris.

Dazai miraba por la ventana apoyando su mentón sobre la palma de su mano, ansiando que el cielo quiebre de una vez y se desatara la lluvia. Los días así siempre le generaban algún tipo de nostalgia, y de alguna manera la idea que un chaparrón lo atrapara a la salida le causaba cierta sensación de bienestar. Gustaba de una forma extraña ser atrapado por el agua, dejando las gotas recorrer su piel, era como si el cielo lo acunara y llorara por él.   

—Kunikida-kuuun— llamó Dazai rompiendo con el ambiente de paz. Inmediatamente se escuchó fuera un fuerte relámpago que hizo que todos se pusieran alerta — creo que debería tomarme una licencia. Creo no, debo — se corrigió.

—¿Licencia? Lo que menos te mereces es una licencia— discrepó el rubio mientras ordenaba una pila de papeles sobre su escritorio.

—Licencia médica, mi terapeuta piensa que pasaré un período de abstinencia, ¿no debería estar con médicos internado? ¡Los profesionales de la salud hoy en día son tan descuidados! — exclamó indignado.

—¿A qué te refieres con abstinencia?— preguntó volteándose a ver el castaño sentado sobre la ventana, observando hacia afuera sin hacer absolutamente nada.

Dazai bostezó agotado, estirando ambos brazos mientras observaba la hora, inhaló el olor a tierra mojada que le generaba ganas de dormir todo el día — No puedo intentar suicidarme en dos semanas. — respondió.

—¿Realmente podrá hacer algo así, Dazai-san? Usted... ¿podrá soportarlo?— preguntó Atsushi.

 —Para la información de ambos— alzó la voz— ¡he pasado más de dos semanas sin intentar suicidarme! Esto no es un reto, en lo absoluto. Pero... — dijo cambiando el tono de voz a uno más victimista — creo que debería tomarme un descanso... aunque — re pensó — oh, ahora que lo recuerdo... olvídenlo.— Según el terapeuta, debía estar haciendo todos los trabajos para mantener la mente ocupada, pero hace bastante tiempo en la Agencia no ocurría algo emocionante o peligroso como para olvidarse del propósito principal de su vida.

—Deja de holgazanear y ponte a hacer informes. — ordenó Kunikida — si realmente necesitas licencia médica, trae una orden de tu psicólogo y habla con nuestro jefe. 

—Si, ya voy...— murmuró poniéndose de pie con el propósito de ir hacia el escritorio, pero el sofá se veía tan acogedor que se dejó caer sobre él acurrucándose al escuchar un trueno seguido del chasquido de gotas sobre la ventana.— ya voooy — bostezó mientras cerraba los ojos.

—Kunikida-san — le llamó Atsushi antes que este se destinara a matar a Dazai. — en un par de días tenemos que escoltar al hijo del ministro de economía, ¿ya se sabe quienes irán?  — preguntó mientras revisaba la agenda de actividades de la Agencia.

—Si. Tú, Dazai — recalcó mirando al castaño de forma amenazante, el cual solo le respondió con una mueca de fastidio —  y yo. 

—Otra tarea aburrida— se quejó Dazai.

—Alégrate de que será menos trabajo para ti, desperdicio de vendajes — dijo molesto — será sencillo, pero es importante. Dado los últimos acontecimientos y los fraudes cometidos por el gobierno no es de extrañar que algunas empresas privadas quieran ver rodar alguna cabeza... 

—Yo prestaría mi cabeza con gusto — interrumpió Dazai.

—No dudaríamos dos veces antes de dar tu cabeza para defender a la de nuestro cliente.

Consultorio • Soukoku •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora