Consultorio • Soukoku •

Tiempo I

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(¿Ya alguien captó que significa cuando pongo esto en los capítulos?xD)

Sentado del lado de la ventanilla del avión, miró la hora, faltaban solo 5 minutos para despegar. Sus dedos y piernas se movían frenéticamente ansiando por un cigarrillo, esperando y mirando hacia afuera si aparecía aquél idiota del cual no se observaban ni rastros.

Ya todos tenían abrochados sus cinturones de seguridad, el tiempo para ingresar al avión ya había concluido. Él, por supuesto como el idiota en que se había convertido por su culpa, había pagado dos boletos en primera clase para ambos. Eran las 2 de la mañana, pudo haberse dormido, ¿y si surgió un caso en la Agencia que no le permitió venir? ¿y si quizá lo olvidó? ¿y si simplemente no quería? ¿si se arrepintió? Quizá pensó que un viaje juntos estaba sugiriendo algo más entre los dos y se espantó... ¿y si pensó igual que él, que un par de días juntos iba a terminar por volverlos locos? 

2 minutos para despegar.

No se lo perdonaría.

1 minuto.

—¡Chuuya! — exclamó el castaño de repente asustando al otro. Estaba agitado con las mejillas sonrojadas, apartándose el cuello del buzo por el calor que le había provocado correr — ¡Uff! ¡Por poco! 

—¿Cómo entr...?— la sorpresa de verlo cuando ya había pensado que no aparecería, inmediatamente se transformó en furia— ¡Idiota estamos en primera clase cuida tu aspecto! — la imagen de Dazai con el rostro rojo entre jadeos, vestido con un pantalón de algodón gris y buzo negro, totalmente de deportivo, parecía que venía de una maratón — ¡Bastardo! ¡siempre llegas tarde! — le gritó frunciendo el ceño mientras Dazai sonriendo divertido dejaba su equipaje de mano en los compartimos sobre los asientos. Aunque Chuuya reventaba de rabia por hacerlo esperar, sintió alivio al verlo, despejando todas las dudas que se le habían presentado en un principio.

—A mi también me alegra verte — sonrió a duras penas por el cansancio — No es mi culpa que decidas un viaje a estas horas con el tráfico que hay— se excusó, cuando obviamente era el horario con menos tráfico, mientras tomaba asiento a su lado y se abrochaba el cinturón en un suspiro— Además  tuve que llevar a Vania a la casa de Atsushi-kun y justo Kyouka  estaba...

—No me importan tus estúpidas excusas— interrumpió molesto girando su rostro hacia la ventanilla.

—Bueno, pero he llegado ¿cierto?— le sonrió acercándose sin vacilar para depositarle un beso en la mejilla. 

Chuuya giró su rostro en sorpresa y se enfrentó a pocos centímetros de los labios del castaño que le sonreían. El corazón se le aceleró por la cercanía, para ser consciente de cuanto lo había extrañado en tan pocos días, ¿él también lo extrañó?. Levantó la vista para mirarlo a los ojos y los notó brillantes y expectantes por un posible beso en los labios.  

—No te comportes así.— gruñó ruborizado volviendo su vista la ventanilla, demasiado le estaba perdonando que no le golpeaba en el rostro.

—¿Así cómo?— preguntó confundido.

—Cómo si estuviésemos saliendo.

El avión pronto se puso en marcha, dejando al fin la tierra firme y ascendiendo el vuelo hacia las alturas. El pelirrojo odiaba los turbulentos despegues, y por el otro lado Dazai solo rezaba que el cambio de presión no le provoque un fuerte dolor de cabeza que termine lamentando. Pero para suerte de ambos, fue un despegue tranquilo y cómodo.