En la tarde de hoy, la jornada de trabajo fue de esas que removían algo extraño en el pecho de Dazai. Una persona inocente a la que debían de proteger, había por malos cálculos, terminado siendo víctima de una bala en la sien.
Atsushi lloró, sintiéndose desgarrado por no haber salvado aquél chico. Kunikida explotó de la rabia por la impotencia. Dazai dramatizó sobre lo injusta que es la muerte en llevarse a quienes no lo desean mientras él la esperaba con los brazos abiertos, siendo ignorado por sus compañeros.
No sintió absolutamente nada. Al salir de la Agencia de Detectives su rostro se transformó de manera drástica; de pasar la tarde quejándose exageradamente de seguir con vida, hablar de la muerte del joven sin respeto alguno totalmente ajeno a las emociones de sus compañeros, pasó al cerrar la puerta de su casa, una vez dentro, a un semblante serio, como si la piel de su rostro le pesara, le era imposible hacer una simple mueca.
Pero lo intentó. Intentó sentir algo de aquello que a sus compañeros les hacia agonizar, no porque fuera masoquista, sino por querer poseer un poco de humanidad sobre la situación. Era un chico joven, ajeno a los problemas del gobierno que terminaron por costearle la vida; un franco tirador no predicho. Para Dazai fue humillante, perdió, y en su egoísmo solo eso ocupaba su mente.
Trató experimentar aquéllo, alguna sensación... La rebuscó en su pecho, la pensó, la razonó, que eso era lo que debía sentir... Recordaba las palabras de su único amigo; quería que salvara personas antes de matarlas, eso le haría mejor... Pero no le dijo qué hacer cuando no pudiera hacerlo.
¿Por qué no sentía absolutamente nada? Quizá hasta si lo pensaba, podía decir que sentía envidia por el cuerpo moribundo del chico. ¿Por qué sentirse tan devastado como sus compañeros? No conocían a ese joven. Lo habían acompañado toda la mañana y tarde a hacer sus tareas cotidianas, incluso a asistir a la universidad, era solo un chico normal, simpático, si, ¿pero, por qué en tan poco tiempo debía reaccionar como si fuese un amigo? Sus compañeros, alegaron que era demasiado joven, que no tenía culpa alguna, que no era merecedor... ¿eso era un motivo para ponerse así? hablaron sobre injusticias... ¿desde cuándo la muerte es justa?
Aún así, cuando en su raciocinio no sentía que su reacción no fuera la normal, algo lo perturbaba. ¿Tanto se había distanciado de sus emociones que ahora no podía recuperarlas? ¿por qué ahora le preocupaba eso?
¿Pero por qué aún así, sin sentir nada... estando ajeno a todo, lo hacía sentir en un vacío del cual quería escapar? ¿Por qué parecía más aterrador vivir en aquél vacío emocional que la propia vida? ¿Cómo explicaba ese ardor en el pecho cuando esos pensamientos inundaban su mente? ¿Ahora sí se angustiaba?
¿Por qué él si seguía vivo?
En su reflejo en el espejo no veía ninguna respuesta, más que castigo. ¿Estaba pagando una deuda por todas las atrocidades de su pasado? Apretó dientes y puños, ¿cuándo acabaría todo esto? ¿cuándo podría llegar a ser libre al fin? Buscando respuestas, soluciones, paseando sus orbes castaños en los accesorios del cuarto de baño aterrizó en aquella gillete, nueva, perfecta en filo. ¿Cuántas veces lo había intentado ya de esa forma sin resultado?
¿Podría ser ahora diferente?
Cerró la puerta del baño, prediciendo que Vania aparecería a interrumpirle con sus insistente maullidos. Evitando eso, cerró y puso en su celular una sinfonía agridulce en su tono más alto. Tomó la gillete, despojando sus afiladas hojas, afilando la mirada para ver desperfectos.
No change, I can't change... i can't change.*
Solo un poco... un poco de dolor que alivie el alma.
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Consultorio • Soukoku •
FanfictionDazai asiste a un psicólogo conductista por orden del Jefe de la Agencia Armada de Detectives con el fin de mejorar sus habilidades sociales, dentro de estas la única ventana que ve el psicólogo para llegar a su objetivo es a través del ex compañero...