4 ta meta semanal. Parte I

13.9K 1.8K 7.1K
                                    

La semana de Dazai transcurrió como cualquier otra semana normal. No hubo ningún caso interesante en la Agencia, aún no había logrado suicidarse y ninguna chica hermosa había aceptado su oferta de hacer un suicidio doble. Pero habían dos aspectos diferentes a destacar; estaba generando más resistencia al correr, y a mitad de la semana pasó temprano por el edificio donde vivía Chuuya para corroborar que esta vez si podía seguirle el ritmo, pero Chuuya en un par de minutos que lo esperó, no salió. Supuso que trabajaba, o que había optado por otro horario. Tres días seguidos intento coincidir con él, pero no tuvo suerte.

Había llegado el fin de semana y aún no  había cumplido con la meta que tenía atrasada de la semana anterior. Esta vez si era momento de contactarse con el pelirrojo, así que se recostó en su sofá con Vania al lado y marcó su número esperando a que atendiera el celular.

Hola.

¿Hola? Eso por más común que fuera si que no se lo esperaba.

—¡Chuuya! ¿Qué haces hoy?

Salgo a tomar con mis colegas.

Tendrás que cancelar, hoy sales a tomar conmigo.

Ya hice planes. En otro momento quedamos.

¿Mmh? ¿Sucede algo?

¿Qué parte de ya hice planes no entiendes? Búscate a alguien más para salir bastardo.

¡Pero Chuu! Tu eres mi acompañante terapéutico ¿lo olvidas?

¿Realmente sabes lo que es un acompañante terapéutico idiota? comenzando porque se les paga.

—Ahhh, si ese el problema se soluciona con un Petrus, quizá no tan añejo porque aún no he cobrado ¿sabes? pero no hay prob...

—¿Eres sordo? ¡Te he dicho que NO! ¡comprate la compañía de alguien más! Adiós y no me jodas.

—¿Estás de mal humor enano? (...) ¿Chuuya? (...) Me cortó. 

¿Qué decir? Desgraciadamente lo conocía demasiado bien, ese si era el pelirrojo enojado de verdad, no el cascarrabias de siempre. ¿Por qué estaría tan molesto? ¿Por insistirle? Nah, ha sido mucho más pesado en otras ocasiones y no ha actuado así, ¿Será por ofrecerle un vino no añejo? En fin, Dazai no era de los que aceptaban un no por respuesta aunque se la hayan dado.

Ya solo con saber que saldría con sus compañeros de trabajo, sabía donde estaría. Había un bar cerca del puerto, y aunque a él núnca le gusto ese ambiente por la aglomeración de colegas de la mafia con los que no le interesaba mantener trato, quizá haría una pequeña visita. No tendría que preocuparse, sería territorio de la Prot- mafia y seguro Chuuya pensaría que no se atrevería pisar ese lugar, pero desde que ambas agencias están en tregua, y que incluso el mismo Mori no dejaba de insistirle en volver a su antiguo puesto, perdió cuidado en vigilar su espalda, si es que alguna vez lo hizo. Pero en fin, quería ir de todos modos. 

Al entrar a la especie de taberna, bajó por unas escaleras que llevaban al sótano donde se escuchaba el barullo de la gente, las luces entre rojas y amarillas tenues del espacio y el olor a cigarro ya le comenzaban a desagradar. Habían pequeños grupos de personas, la mayoría vestidas de trajes oscuros indicando que estaban ahí de pausa o finalizando una tarea. Observó todo el lugar de forma rápida buscando algún sombrero pero en vez de eso encontró a Akutagawa y Tachihara sentados en la barra. Entre ellos un banco los separaba con un sombrero encima, sería el lugar de Chuuya que estaría ausente, quizá en el baño. Sin vacilar y olvidando algunos rostros conocidos, algunos antiguos subordinados que prefirió no dirigir la mirada, se acercó hacia ambos muchachos.

Consultorio • Soukoku •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora