El aire fresco que entraba desde la ventanilla del auto molestó al pelirrojo que se encontraba en estado de somnolencia. Abrió con gran esfuerzo sus parpados para apenas notar que su vista era el techo de un auto, estaba recostado en el asiento del acompañante pero no sabía a quien estaba acompañando.
Giró la cabeza apoyando su mejilla en el asiento, notando un dolor punzante en la frente y un ligero mareo, se sentía bastante mal, hace mucho no bebía tanto como para perder la consciencia en un bar. La figura del conductor era apenas reconocible, una silueta oscura que logró distinguir por los postes de luz que alumbraban la calle cada pocos segundos. Se quedó mirando fijamente a Dazai preguntándose que hacía ahí con él.
Apenas se notaba un poco más lucido, quizá por el aire fresco que entraba desde la ventanilla, pero una parte de él, la que el alcohol se encargó de desinhibir, se encontraba en un dilema;
Sabía que en su camisa sujeto al arnés llevaba una navaja, el surco de la yugular tapada por las vendas se veía atractiva para deslizar el arma con la presión necesaria para desangrarlo. Quizá para cualquiera es una exageración ese tipo de pensamientos, pero haber convivido tantos años con Dazai, ser sujeto de burla, de manipulaciones para conseguir lo que él quería a costa de los demás, y claramente, estar al lado de la persona que traicionó el lugar que él consideraba un hogar, ¿cómo no querer derramar su sangre con su propias manos?
Por otro lado, de alguna forma se veía atractivo. El castaño no vestía con sus ropas cotidianas de trabajo, estaba un poco más liviano de ropas llevando apenas una camisa celeste arremangada, dejando en evidencia las vendas de sus brazos y un pantalón oscuro. Su rostro sereno mientras manejaba la daba una sensación de serenidad que quería poseer, definitivamente quería volver a besarle.
— Se siente extraño, me estás devorando con la mirada — Chuuya se sobre exaltó al escucharlo hablar mientras el castaño lo miraba de reojo con una sonrisa — Después te envío mi foto, sé que me veo sexy cuando conduzco, ¿cierto, Chuuya?
El mencionado rechistó girando su cabeza hacía la ventanilla despejando los pensamientos sin sentido y el comentario del contrario— Estás cerca del edificio donde vivo — observó al ver que estaban a apenas un par de cuadras — ¿me estás llevando a casa?
— Efectivamente. — Cruzando el último semáforo estacionó al frente de un gran edificio en el centro de la ciudad, sabía que aún seguía viviendo allí hace ya bastante tiempo. El motor seguía encendido y Chuuya solo observaba hacía la puerta del gran edificio sin mover un solo dedo. — Es aquí ¿cierto?
—Sí.
—Bien, entonces... ¿piensas bajar o qué estás esperando?
Un pequeño rubor se depositó en sus mejillas al ya sumado por haber estado bebiendo, de alguna forma sin saber por qué estaba esperando a que el castaño apague el auto y lo acompañara mínimo hasta la puerta. Quizá mal acostumbrado que sus compañeros en ese estado no lo dejaban solo hasta asegurarse de que esté dormido.
Abrió la puerta del auto una vez estuvo incorporado en el asiento, y luego de apoyar el primer pie sobre la acera y tomar impulso para ponerse de pie, el mundo se le dio vuelta. Perdió totalmente el equilibrio y cayó de cara contra la acera. Maldijo a lo bajo por su torpeza y apoyó ambas manos en el suelo intentando nuevamente levantarse, esta vez con más lentitud. Todo se veía distorsionado y achinando los ojos apenas podía divisar la puerta. Se puso de pie con ayuda de su propia habilidad bajando un poco la gravedad, y allí fue en dirección a la puerta que parecía ser toda una osadía, como si la puerta cambiara de sitio cada vez que avanzaba un paso.
Una vez llegó a la puerta se apoyó en ella sacando su tarjeta de pase. Agradeció estar viviendo en un un lugar moderno y no tener que usar llaves. Lo cierto era que no funcionaba, después de atravesar la tarjeta una, dos, ya cinco veces la paciencia se estaba agotando y las ganas de derrumbar la puerta no le faltaban. El tacto del castaño sujetando su brazo hizo que se derrumbara por volver al contacto con la gravedad normal.
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Consultorio • Soukoku •
FanficDazai asiste a un psicólogo conductista por orden del Jefe de la Agencia Armada de Detectives con el fin de mejorar sus habilidades sociales, dentro de estas la única ventana que ve el psicólogo para llegar a su objetivo es a través del ex compañero...