Capítulo 7 - Una visita inesperada

3.2K 349 185
                                    

Nayeon se encontraba tumbada en su cama con el pijama ya puesto y mirando hacia el techo. No había parado de pensar en el tema de Mina en todo el día.

- Voy a averiguarlo todo sobre ti y a callarte la boca Myoui. -Se susurró a si misma.

Con esta sentencia se levantó de la cama y se fue a buscar a su madre. Era tarde y todavía no habían cenado. La encontró mirando la televisión en el sofá así que se sentó a su lado.

- ¿Qué vamos a cenar?

- He pedido pizzas.

- ¿Qué? Pero yo ya he comido pizza mamá. -Lo dijo haciendo un puchero.

- Es verdad, lo siento lo había olvidado, si quieres te preparo algo diferente a ti. -Le habló mientras le acariciaba el pelo.

- No, tranquila no te preocupes. Volveré a comer pizza.

El timbre sonó en ese mismo momento.

- Debe ser el repartidor. -Empezó a levantarse.

- Tranquila, voy yo. Dame el dinero.

- Gracias cariño.

Le dio un beso a la mejilla y un billete para que su hija fuera a pagar. Nayeon se levantó del sofá y abrió la puerta. La misma que volvió a cerrar en un segundo al ver quien era la persona que estaba con sus pizzas en la mano. No podía haber pedido de ningún otro sitio. Claro que no. Mientras se regañaba internamente por no haber preguntado a su madre de donde había pedido la cena el timbre volvió a sonar. Respiró hondo y volvió a abrir la puerta.

- No hacía falta cerrarme la puerta en la cara.

Mina llevaba el casco de moto puesto y una bufanda que le tapaba media cara. La más mayor se había quedado mirándola como una tonta. Estaba pensando como era posible que la hubiera reconocido en un segundo si no se le veía la cara prácticamente. "Son los ojos." Pensó. Cómo olvidarlos si se aguantaban la mirada tres veces al día por lo menos.

- ¿Las quieres o me las llevo de vuelta? -A Mina empezaba a extrañarle la actitud de la mayor.

- Las quiero, las quiero. ¿Qué tu no estás sorprendida por ser yo la que te ha abierto la puerta?

- Lo estoy.

- Pues no se nota.

- Pues lo estoy.

- ¿Te encuentras bien? -Nayeon estaba notando el tono de su voz distinto. Más que frío y cortante era cansado. ¿O triste?

- Lo estoy, toma las pizzas y dame el dinero que tengo más encargos.

Por alguna razón, Nayeon no le rechistó esta vez. Sacó el billete de su bolsillo y se lo pasó a Mina pero sin querer lo soltó antes de que la otra lo agarrara y cayó al suelo. La japonesa suspiró derrotada y se agachó para recogerlo, provocando que su bufanda se descolocara y se le viera parte de la cara.

- ¡Mina! -Nayeon se quedó de piedra al verla.

Tenía el labio partido y lleno de sangre.

Mina se dio cuenta de su error y volvió a cubrirse con la bufanda y se dispuso a marchar pero Nayeon no la dejó. La agarró del brazo y la entró en su casa.

- Im...

Cerró la puerta y dejó las pizzas en el mueble de la entrada.

- Quítate la bufanda. Y el casco. -Su tono era autoritario.

- Nayeon...

- Mina, hazme caso esta vez. Estás sangrando. -No iba a perder. No en ese momento.

IronyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora