Capítulo 32 - Resaca

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Nayeon se despertó con un dolor de cabeza terrible. Cuando consiguió abrir los ojos, miró a su lado esperando encontrar a Mina, pero vio a Jeongyeon. Extrañada, dio la vuelta y miró a su otro lado, descubriendo a Jihyo. ¿Por qué estaba con sus amigas en lugar de con Mina? Una idea loca de pasó por su cabeza y levantó un poco las sabanas, comprobando que todas estaban con el pijama puesto y soltó un suspiro de alivio. No recordaba como había llegado ahí y tenía miedo de lo que podía llegar a hacer borracha. Se levantó de la cama sin despertar a sus amigas y miró la hora, las nueve de la mañana. Decidió que iría a la cocina a tomar algo para el dolor, a buscar a su novia y luego seguiría durmiendo. Bajó a la planta baja y fue a la cocina a buscar pastillas para la resaca, encontrándolas fácilmente. Tan fácil como encontró a la japonesa, pues nada más salir de la habitación entró en el salón y la vio durmiendo en el sofá. No tenía ni idea de qué hacía durmiendo ahí, ¿se habrían enfadado? Lo último que recordaba era estar bailando con todas y ahí estaban bien. Se acercó y se puso de rodillas para quedar a su altura, luego le acarició el pelo. Estaba tan tierna durmiendo que no podía apartar la vista de ella. Le colocó bien las mantas y le dio un beso en la nariz haciendo que despertara. Abrió los ojos perezosamente pero se puso rápidamente tensa al reconocer el rostro de la coreana.

- No es lo que piensas Nayeon, no sé cómo llegaste a esa conclusión pero yo no estaba haciendo nada de verdad.

La coreana abrió la boca sorprendida y confusa por la acelerada explicación de su novia.

- ¿De qué estás hablando? ¿Cómo has terminado durmiendo aquí y cómo he terminado yo con Jeong y Jihyo?

- ¿No recuerdas nada de anoche?

- Lo último que recuerdo es estar bailando como una loca.

- ¿O sea que lo del baño sí lo recuerdas no?

Nayeon se llevó la mano al cuello y asintió sonrojada.

- ¿Y de cuándo te llevé a la habitación porque no podías más ya no?

Esta vez negó insegura, tenía miedo de lo que hubiera podido hacer. Por su parte Mina suspiró un poco decepcionada, eso significaba que no recordaba que se habían dicho que se querían.

- Cuéntamelo. -La coreana habló impaciente y nerviosa.

- Si me das un beso de buenos días te hago un resumen.

Nayeon sonrió antes de acercarse y besarla.

- Hazme un hueco. -La mayor habló al separarse.

Mina se echó todo lo que pudo hacía dentro, quedando un espacio sufientemente grande como para que cupiera Nayeon, que se tumbó, quedando cara a cara con la japonesa.

- Ya puedes contar. -De verdad tenía ganas de saber lo que había pasado.

- Hubo un momento en el que ya no podías más, así que avisé a las chicas y subí a la habitación contigo para tumbarte en la cama y que durmieras. Pero entonces entraste en modo sentimental.

- Cómo que sentimental. -Abrió los ojos asustada. -Qué dije.

Mina la miró pensando si contar o no lo que se dijeron pero decidió no hacerlo, algún día se lo volvería a decir sobria.

- Eso me lo guardo para mí.

- ¿Qué? No puedes hacer eso. Minaa dímelo.

- Si te lo digo no te cuento el resto de la historia.

Nayeon se lo pensó un poco pero terminó cediendo, además, parte de ella tenía miedo de escuchar lo que le había dicho.

- Está bien... Sigue.

IronyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora