Capítulo 19 - No pienses

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- Estás de broma. -Mina la miraba incrédula.

- ¡Claro que no! Los exámenes son la semana que viene y tú, mi rival, estás distrayéndome. Necesito que me dejes tus libros para estudiar mientras llegan las pizzas.

Mina se quedó un poco pensativa, la verdad es que a ella le daba igual esa competencia, ojalá pudiera dejarla ganar sin que se diera cuenta. Pero no, seguro que acabaría dándose cuenta y sería peor. Había suficiente con una vez para aprenderlo.

- Voy a buscar mis libros.

- ¿No sabes dónde están?

- Nunca los uso, cómo voy a saberlo.

Se dirigió a las escaleras y subió a su habitación, dejando a Nayeon sola abajo. La verdad es que necesitaba una excusa para que se marchara, y de paso se había dado cuenta de eso, su competencia seguía en pie. Fue corriendo a por su móvil y empezó a escribir, todavía con las manos temblando de la emoción. Necesitaba compartir lo que le había pasado ya, o iba a acabar gritando de alegría en medio de la casa. Empezó a escribir al grupo de amigas, pero pronto frenó en seco. Una vez lo supieran sus amigas no tardaría en saberlo todo el instituto. ¿Estaba preparada para eso? Se quedó quieta unos segundos, mirando fijamente la pantalla del móvil y con la cabeza llena de dudas. Ni siquiera le había dicho a su madre que le gustaba Mina, y por lo tanto una chica. Estaba segura de que se lo tomaría bien, al igual que en el instituto, ya que en JYP se ocupaban de educar a los alumnos para ser tolerantes y de mente abierta. Aún así, no estaba segura de poder dar ese paso. Borró lo que había empezado a escribir en el teléfono y se giró cuando escuchó los pasos de Mina bajar por las escaleras. De todos modos, ni siquiera sabía que eran ahora mismo. ¿Amigas? Nunca habían sido eso realmente. ¿Novias? No se lo había pedido directamente así que tampoco. Tenía muchísimas cosas que aclarar en su mente antes de contarlo a cualquiera. La japonesa se acercó con los libros en la mano, viendo como Nayeon tenía la mirada ida.

- ¿Estás bien?

Se centró, y vio que Mina la miraba preocupada. No pudo reprimir la sonrisa que se formó en su rostro al instante, se estaba preocupando por ella. Verla así había disipado todas sus dudas. No era momento de pensar en todas esas cosas. Ella quería a Mina y ella estaba con Mina. ¿Qué importaban los demás o las etiquetas en este momento? Se acercó y la rodeó con los brazos, siendo correspondida torpemente por culpa de los libros que ocupaban las manos de la otra.

- Ahora sí.

Segundos después, se separó para darle un corto beso en los labios y arrebatarle los libros de las manos.

- Gracias guapa. -Le guiñó un ojo y dio media vuelta para ir la mesa donde se pondría a estudiar.

La menor se quedó perpleja en el lugar, con los colores subiendo a la cara y sin poder hacer ningún movimiento, como la última que le guiñó el ojo en el instituto. Cuando fue capaz de reaccionar se acercó a la mesa y se sentó justo al lado de Nayeon, acercándose peligrosamente. Si quería jugar no iba a ser ella la que se echara atrás.

- ¿Quieres que te ayude?

- ¿Estás loca? ¿Cómo podría dejar que mi rival me ayudara? Sería patético.

Se giró para mirarla sorprendiéndose por su cercanía y se quedó sin habla. Mina todavía se acercó un poco más, quedando a pocos centímetros de sus labios.

- Podría ser divertido. Cuando hicieras algo bien podría recompensarte.

Nayeon entreabrió la boca, sin saber que decir e involuntariamente bajó la vista hacia los labios de la japonesa.

- Si lo prefieres puedo castigarte cuando hagas algo mal. Sí, puede que esa sea la mejor opción.

La mayor volvió la vista a sus ojos, pero todavía no encontró las palabras. Mina le apartó el pelo de delante de la cara y se lo puso detrás de la oreja.

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