Capítulo 40 - Las despedidas duelen

1.4K 189 62
                                    

Mina estaba en la habitación de Yeeun tumbada en la cama. Al salir del hospital Yeeun decidió que Mina dormiría en su cuarto y ella con Nayeon. Recordó la pataleta que tuvo su novia cuando esto se decidió. 

- ¡Mamá ya hemos dormido juntas muchas veces!

- Cuando os dejaba era solo porque todavía no estabais juntas. O al menos no que yo supiera.

- ¡Se quedó a dormir hace nada!

- Sin mi permiso.

Esto hizo que Nayeon tuviera que callar momentáneamente, hasta que pensó otro método.

- Por favor mamá. ¡No haríamos nada contigo en casa!

Yeeun le aguantó la mirada y Nayeon se dio cuenta de lo que acababa de decir.

- Bueno y sin ti en casa tampoco, no te preocupes... -Desvió la mirada hacia su novia. -Mina di algo.

- Yo haré lo que tu madre diga.

Yeeun asintió complacida mientras Nayeon le dedicó una mirada de muerte pero se terminó el debate aunque la mayor siguió quejándose en voz baja hasta que llegaron a casa y se encerró en la habitación.

 Ahora la japonesa miraba al techo mientras pensaba en lo que debía hacer. Ya había tomado una decisión, solo debía prepararse para ello y agarrar fuerzas mentalmente. No sería fácil pero era lo mejor para todas. Miró al pingüino de peluche que tenía al lado y lo acarició.

- Te dejo a cargo de cuidarlas. -Le dijo.

Suspiró y volvió a mirar al techo, pensando en lo estúpido que era hablar con un peluche. "Eres lo que comes", rió al recordar cómo Nayeon siempre hablaba con todos sus muñecos. 

Despertó al día siguiente porque golpearon la puerta de su habitación. Abrió los ojos momentáneamente pero volvió a dormirse. La causante del ruido, al ver que no respondía se tomó la libertad de abrir la puerta y entrar. Se tiró encima, ganándose un gruñido por parte de la japonesa.

- Venga, levanta. -La sacudió todavía estando encima.

- Para de molestar y duerme conmigo. -Dijo todavía sin abrir los ojos.

Ahora Nayeon se levantó digna.

- Perdiste la oportunidad de dormir con esta preciosidad cuando le diste la razón a mi madre.

Vio que Mina no hacía ningún movimiento así que bufó y le apartó todas las mantas.

- ¿Por qué tienes que ser tan cruel?

- Tienes que cambiarte.

Mina agarró el móvil para mirar la hora, ella solía levantarse media hora después.

- ¡Es demasiado pronto! -Se quejó.

- Quiero que me ayudes a estudiar química.

- ¿¡Ahora!?

Miró a Nayeon enfadada, pero todo su mal humor pasó al observarla. Iba con el pijama, las gafas de vista y el pelo suelto, un poco deshecho.

- Estás lindísima. -Sonrió como una tonta.

Nayeon se ruborizó por el cumplido inesperado y Mina la agarró de la mano para echarla a la cama con ella y la abrazó. Inhaló, adoraba el olor de Nayeon más que nada.

- Te echaré de menos... -Susurró.

Nayeon escuchó que había dicho algo, pero no el qué. La miró a los ojos.

IronyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora