Capitulo 13

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Un año había pasado desde que Kagome dejo el grupo de Inuyasha y los demás. Muchas cosas habían ocurrido, Inuyasha seguía en lucha de recuperar los fragmentos, Kikyo seguía con aquel grupo, Koga aun permanecía con sus fragmentos en las piernas, Sesshomaru no había hecho caso a los ruegos de Kagura y finalmente... Inuyasha y Kagome seguían sin verse.

Aun así Kagome había fortalecido sus poderes de tal manera que era impresionante. Era toda una sacerdotisa. Ponía su empeño en todo lo que hacía y sobre todo lo hacía con cariño. Cualquiera que la viera podía darse cuenta del aura tan pura que tenía a su alrededor, era como si purificara incluso el aire.

El cambio se notaba incluso en su atuendo.

Vestía un traje de sacerdotisa con flores de sakura bordados en las mangas, llevaba su pelo suelto igual que siempre y un collar en forma de media luna que le había dado el maestro como regalo, este último le permitía viajar de una época hacia otra.

-Kagome avanzo mucho en este año-decía la joven sora mientras le servía te al maestro.

El maestro, Sora y Asami se encontraban en la biblioteca reunidos porque hablarían sobre el futuro de la joven chica de cabellos azabache.

-me sorprendió bastante- añadió Asami.

-creo que está preparada para un pequeño trabajo fuera de este mundo-declaro el maestro llevándose las miradas de las dos jóvenes.

Al cabo de un tiempo Kagome fue solicitada al salón principal del castillo y ahí el maestro le explico lo que tenía preparado para ella. Tendría que salir de aquel castillo y realizar el exorcismo de un poderoso demonio que azotaba una aldea.

-¿un exorcismo?-pregunto la joven con nerviosismo- no sé si estoy lista para eso.

-tus poderes son excepcionales. Sé que puedes hacerlo-respondió el maestro- además te estoy pidiendo eso porque ya completaste con tu entrenamiento.

La joven se sorprendió pero antes de que pudiera decir algo, fue interrumpida.

-partirás mañana al amanecer-declaro el maestro-

-sí, maestro- respondió la joven resignada.

Kagome partió a su habitación y el maestro quedo en aquel gran salón.

-sé que estás ahí Yue-dijo el maestro haciendo que el joven saliera de su escondite con una cara de muy mala gana.

-vas muy rápido con ella-dijo Yue.

-te voy a pedir que no cuestiones mis decisiones-dijo el maestro cortantemente.

-¿a qué viene eso?-de pronto Yue cayó en cuenta que el destino de Kagome estaba sellado. Era el momento de que enfrentara a Naraku y ese era un camino que no podía evitar.

Yue se quedó paralizado mientras su mirada se enfocaba solo en el maestro, tantas cosas daban vuelta en su mente y sin pensarlo sus palabras salieron de su boca. Había decido acompañar a Kagome en aquella peligrosa misión, después de todo se había encariñado con ella de una manera especial.

Kagome se encontraba preparando las cosas en su cuarto cuando Asami llego.

-vine a despedirme de ti-dijo Asami con un matiz de tristeza en su tono.

-gracias Asami-respondió Kagome. En este año que había pasado las dos habían entablado una hermosa amistad, era casi como aquella que tenían sango y ella. Aunque Asami era un espíritu podía sentir su calidez humana.

-quiero que tengas esto-dijo Asami quien con sus poderes le concedió un pequeño don a Kagome. Un tatuaje en forma de flor de sakura se formó en la muñeca de la joven.

-¿Qué es esto?-

-si en algún momento estas en aprietos... esto te ayuda-dijo la chica mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.

-muchas gracias-respondió Kagome con una tristeza en su tono de voz porque sabía que dejaría de ver a esas personas especiales para ella.

-¿puedo unirme?-dijo Sora quien se encontraba en la puerta de la habitación.

Enseguida fue corriendo a darle un abrazo a Kagome. En este año que había pasado la joven se había ganado el cariño de todos los que habitaban en el castillo. Era triste darle aquella despedida, ya que sabían que en el momento en que el maestro la mandara fuera de aquel mundo, significaba que era el fin de su entrenamiento.

Al día siguiente todos se encontraban en las puertas del castillo para despedir a la joven.

-te deseo la mejor de las suertes- decía la joven Sora con aquella sonrisa tan peculiar de ella.

-siempre tendrás un hogar aquí-le dijo Asami.

-tu misión es liberar aquella aldea de ese demonio, después de ahí sabrás que hacer y adonde ir. Te aseguro que cumplirás con tu misión- esas fueron las palabras del maestro, aunque causaban cierta preocupación en Kagome.

-Yue, yo...-trato de decir Kagome cuando fue interrumpida.

-ni pienses en despedirte. Te acompañare a donde vayas- le contesto el semi ángel. Esto sorprendió bastante a la joven pero a la vez se sentía tranquila de que no estaría sola.

Después de aquella despedida, el maestro abrió un portal que los dirigió directo a la aldea. Eso significaba que era hora de empezar el trabajo encomendado.

-la atmosfera aquí es sumamente pesada-

Kagome estaba en lo cierto, aquella atmosfera que se sentía en la aldea era sumamente pesada a cualquiera pondría la piel de gallina. Pero era extraño que los aldeanos no sintieran nada y siguieran sus vidas normales, para cualquiera sería fácil sentir algo así.

-¡mira los animales!-dijo Yue al ver que todos estaban muertos.

-pobrecitos... seguro no aguantaron tal cosa-decía Kagome con pena.

-los aldeanos deben estar en un tipo de transe-sugirió Yue.

-no presiento la perla de Shikon ni a Naraku-pensaba la joven- creo que sé de dónde viene todo esto-dijo señalando el palacio en medio de la aldea. Inmediatamente los dos se dirigieron ahí.

Espero que les guste mucho la historia, compartan esta hermosa historia y no se olviden en comentar. Me haría muy feliz ver sus comentarios.

La Mirada Triste de Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora