Hace muchos años en el japón antiguo existió la historia de un mitad bestia que junto a una gran sacerdotisa y sus amigos, derrotaron a la oscuridad y destruyeron la codiciada perla de Shikon para siempre. Aquel mitad bestia fue conocido por todo el continente como el gran inuyasha, el segundo hijo del gran demonio ino no taisho, y portador de la espada colmillo de acero. Inuyasha se caso con la sacerdotisa Kagome, una mujer adorada por todo aquel que la conocía por su gran humildad y corazón bondadoso. Juntos tuvieron una hija llamada Hana, la cual poseía los poderes de su madre. Ella también derroto la oscuridad una vez.Luego de derrotar a Magatsuhi, la aldea de nuestros protagonistas prospero en cuanto a la agricultura, además su templo era uno de los mas grandes de la zona. Eran muchos los que acudían por la sacerdotisa Kagome y el maestro Yue, además corria el rumor de que allí vivía una hermosa jovencita que deslumbraba con su encanto y belleza.
Todo era tranquilo pero dicen que a veces la felicidad no dura para siempre. En la entrada de la aldea dos hombres llegaban a paso lento pero seguro. El primero era un hombre mayor que vestia ropas finas de la época y llevaba un baston en su mano derecha, su largo cabello canoso estaba atado con una particular cinta verde esmeralda. Su compañero por el contrario, era una persona joven con vestimenta igual de fina, portaba un collar de perlas y una extraña bolsa en su brazo izquierdo.
-hemos llegado, señor Kento- dijo el mas joven de ellos.
-asi que esta es la famosa aldea...- el señor Kento estaba particularmente interesado en esa aldea, ya que su hija había sido poseída por un poderoso demonio desde hace meses. Agoto todas las formas de tratar su mejoría y nada funciono, su esperanza estaba casi perdida hasta que un extraño le hablo sobre las poderosas sacerdotisas y monjes de una aldea cerca de un gran árbol ancestral. Desde ese momento el señor Kento no descanso hasta llegar a su destino.
Rápidamente llegaron al templo de la aldea y justo se encontraron con una jovencita en la cima de las escaleras, era como si los estuviera esperando.
-Bienvenidos- dijo ella haciendo una delicada reverencia a la cual los visitantes respondieron.
-disculpe jovencita, hemos venido a ver al encargado de este templo- dijo el joven acompañante del señor Kento.
- por favor- la joven les hizo una seña con la mano para que procedieran a seguirla. El camino fue en total silencio hasta llegar a las puertas del santuario.
- lo que buscan esta justo detrás de esta puerta-
Los dos viajeros procedieron a abrir la puerta y la figura que vieron los dejo un poco sorprendido. Un joven de tez tan blanca como la nieve, cabello largo y blanco, y justo unas enormes alas blancas.
- Gracias por traerlos, Sora- se escucho decir a aquella figura. Los viajeros tomaron asiento al mismo tiempo que su anfitrión.
- ¿usted es el famoso maestro?- pregunto el joven de manera intrépida.
- Mi nombre es Yue. ¿Cuáles son los suyos?-
- El mio es Ryusei y el es mi maestro, el seños Kento. Hemos venido porque la señorita...- el señor kento hizo una señal con su mano para que su compañero dejara de hablar.
- El ya sabe por que estamos aquí- continuo Kento.
Yue miro a los ojos de Kento y este ultimo mantenía una mirada severa pero en el fondo lleno de agonía por el sufrimiento de su hija.
-se bien porque están aquí.- contesto Yue.
-¿planea ayudarnos entonces?- pregunto Ryusei con voz suave.
-¿Qué traes en esa bolsa?- pregunto Yue sin quitar la mirada de los ojos de Ryusei.
-pensamos que tal vez querría una recompensa por sus servicios... si acepta, claro esta.- respondió el joven con más miedo que pena.
-aquí no aceptamos cosas como esa. Si decido hacer algo será por mi propia voluntad y sin esperar nada a cambio.-
-escuchamos que una poderosa sacerdotisa vive en esta aldea- el comentario del Kento tomo un poco de sorpresa a Yue.
-la señorita Kagome ya no se ocupa de casos como el de ustedes- Yue se paro, parecía incomodo con la plática desde que sacaron el tema de Kagome. Acepto ayudarlos y les dijo lo siguiente:
Su hija lleva meses asi, dele este rosario y yo estare allí en 3 dias. Lo único que debe hacer es no olvidar llevar el rosario.
Los viajeron se despidieron tanto de Yue como la joven Sora e iban bajando las escaleras del templo para irse.
-que amable fue el joven Yue por ayudar asi no mas. Es una lastima que no viéramos a la sacerdotisa. Dicen que es una mujer muy hermosa- comentaba el joven Ryusei.
Caminando por la aldea Kento choco su hombro con alguien haciendo que las manzanas que esa persona llevaba se calleran al suelo. El, al ser un caballero se detuvo a ayudar.
-mil disculpas. Últimamente no ando pensando con claridad- dijo este recogiendo las manzanas.
-no se preocupe-
Cuando Kento le devolvió las manzanas se dio cuenta de que era una mujer muy hermosa, sus manos se tocaron por un momento y los ojos de dicha mujer de repente se abrieron con gran sorpresa.
-disculpe a mi maestro, hermosa dama- Ryusei hizo una reverencia en señal de disculpa.
-¡Kagome!- un grito vino desde arriba y justo al lado de la joven aterrizo un joven de traje rojo y cabello platinado.
-eh, ¿usted es la sacerdotisa Kagome?- pregunto Ryusei emocionado.
-¿Qué paso aquí? Espero que estas personas no te estén molestando- el joven de traje rojo parecía molesto con nuestros visitantes y un tanto amenazante.
-no, inuyasha. Todo está bien.- la sonrisa de Kagome tranquilizo a inuyasha de inmediato- perdone el atrevimiento pero de casualidad usted...
Kagome no encontraba las palabras para decirle a Kento que había sentido algo extraño en el. Como si llevara meses exponiéndose a una energía maligna, Kagome sospechaba de lo estaría pasando.
Los dos viajeros se despidieron y solo quedaron Kagome e Inuyasha parados ahí en medio de la aldea. La joven sacerdotisa aviso a su esposo que debían ir a ver a Yue porque tenia un mal presentimiento. Al llegar, Yue les conto todo sobre aquellos viajeros y sobre lo que planeaba hacer.
-¿Por qué no me dijiste nada?- pregunto Kagome.
- hace un tiempo decidiste dejar de hacer este tipo de exorcismos. Y lo entiendo, temes que algo pueda pasarte.- contesto Yue sirviendo un poco de té.
Kagome hace unos años había pasdo uno de los momentos mas terroríficos de su vida cuando al ayudar en un exorcismo por poco y muere. Si inuyasha no hubiese estado ahí en ese momento, seguro ahora no estaría en este mundo.
-en 3 dias estare en la aldea de ese señor-
Kagome estaba pensativa y no sabia si ayudar o no en esta situación. Agradeció a Yue por el te y se levanto para dirigirse a la puerta.
-por cierto, Hana te esta esperando- le aviso Kagome antes de irse.
Hana era ahora una señorita de 16 años tanto por dentro como por fuera. Ella y Yue se habían vuelto mas cercanos, siempre se veian a orillas del rio para ver el atardecer juntos y platicar un rato.
-llegas tarde- grito Hana pero sin ocultar la felicidad en su rostro al ver a Yue bajar junto a ella.
-estaba resolviendo unas cosas en el templo- contesto tratando de justificar su tardanza.
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La Mirada Triste de Kagome.
Hayran KurguKagome encuentra a Inuyasha y Kikyo juntos y cuando huye del lugar se encuentra con una esfera que le dice que lo acompañe, ya que podrá fortalecer sus poderes y ser una mejor sacerdotisa. ¿Qué hará Kagome? ¿Dejara ella a Inuyasha?