Capitulo 12

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Inuyasha por su parte había quedado totalmente en shock, llego con sus compañeros, entrego la medicina y se sentó solo en un rincón. Ninguno se dio cuenta de lo que había pasado. Al momento en que había llegado ya kikyo se había recuperado.

La joven sacerdotisa camino para ver a su amado y pudo percibir algo que no le fue de mucho agrado. Sabía que inuyasha extrañaba a Kagome aunque el orgullo no dejara decirlo. Ella sabía perfectamente que esa jovencita se había ganado el cariño de inuyasha, ¿Cómo competir con alguien que está vivo? Pero aun así ella aprovecharía cada momento con él.

Enseguida fue y lo abrazo por la espalda, sintió su calor... el calor de alguien vivo, el latido de su corazón y su respiración. Inuyasha era para ella lo mejor que le había pasado, simplemente lo amaba.

-de ahora en adelante te protegeré- dijo casi en susurro inuyasha. Sus palabras sorprendieron a la joven sacerdotisa. ¿Lo decía porque Kagome no estaba? ¿Era su forma de no pensar en ella? De todas formas kikyo simplemente dijo que sí. Después de todo... ella solo quería estar con su amado inuyasha.

Lejos de ahí se encontraba Naraku quien había recibido los fragmentos que kagura le había quitado a inuyasha.

-muy pronto la perla será completada, y yo por fin tendré mi venganza- dijo el malvado naraku.

-no puedo permitir que Naraku complete esa perla. Si eso llega a pasar... nunca seré libre-pensaba Kagura escondida entre las sombras.- creo que sé a quién recurrir.

El pensamiento de Kagura era simple. Si inuyasha no podía hacer nada entonces su hermano mayor si podría. Lo importante era no dejar a Naraku ganar todo.

Tiempo más tarde el grupo de inuyasha ya se encontraba mejor y estaban alistando todo para irse acampar. Cuando un tornado iba hacia ellos y todos se imaginaban quien podía ser.

-¡Koga!-dijo Shippo sorprendido por la llegada sorpresa del joven.

Koga simplemente lo ignoro y se veía agitado mientras buscaba algo por todas partes.

-¿Dónde está?-pregunto Koga.

-creo que se refiere a la señorita Kagome-dijo el monje Miroku.

-llevo días sin poder percibir su aroma-respondió Koga.

-Kagome nos dejó. Se ha ido para convertirse en alguien más fuerte.-contesto Sango.

En eso llego inuyasha junto a Kikyo y fue recibido por un puñetazo de parte de Koga.

-¡¿Qué no puedes hacer nada bien?!-grito Koga a inuyasha.- deje a Kagome contigo porque estaría más protegida a tu lado. Pero ya veo que fuiste un perro imbécil. ¿Cómo no puedes ver la mujer maravillosa que es ella? ¡Eres un infeliz!

-joven koga deténgase, por favor- dijo Miroku.

-Kagome se fue por propia voluntad- prosiguió Sango.

-no dejare que tú me digas que hice algo mal-grito inuyasha.- si tanto te preocupa su protección te aconsejo que no lo hagas. Kagome ya encontró un reemplazo con alguien más.

Esto último causo sorpresa en el grupo y no impidió que todos se hicieran la misma pregunta.

-¿acaso viste a la señorita Kagome?- pregunto el monje a lo que inuyasha asintió.

-la vi cuando fui a buscar hierbas en el campo de Jinenji. Estaba junto a aquel tipo que vino a buscarla-contesto Inuyasha.

Kikyo entonces supo el por qué inuyasha había estado de tan bajos ánimos.

-aun así, sé que Kagome no se hubiese ido si la hubieras valorado más-prosiguió Koga. –iré por ella ¿A dónde se fue?

-no lo sé- contesto inuyasha- pero de algo estoy seguro... Kagome no está en este mundo.

-¡Inuyasha tonto! ¿Por qué no me dijiste que viste a Kagome?-dijo el pequeño Shippo exaltado.

-como molestas-respondió Inuyasha de una manera muy cortante.

-¿Qué piensa hacer joven lobo?-pregunto Kikyo a Koga.

Realmente no había mucho que Koga pudiera hacer, ya que no tenía ni un rastro de la joven. Al final se resignó y siguió con aquella promesa que tenía que cumplir, derrotar a Naraku. Se despidió de todos y se fue.

-parece que la partida de la señorita Kagome ha dejado a más de uno preocupado-comento el monje Miroku para que Inuyasha lo escuchara.

-¡ya paren con el tema! Debemos descansar y buscar los fragmentos que Kagura nos quitó ¿o es que ya se les olvido?- grito Inuyasha enojado.

No quedo más de otra que todos se fueran a dormir después de tan largo día. La misión continuaba con o sin Kagome y eso era un hecho. Cada uno buscaba algo y era una meta el conseguirlo. 

La Mirada Triste de Kagome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora