Le había hecho una promesa a Kagome aquella noche de luna llena. Mi vida siempre le pertenecería a ella porque había visto lo mejor de mí, me sentía tan a gusto a su lado y mis deseos de proteger aquella sonrisa en su rostro, crecían con cada palpitar de mi corazón.A medida que pasaban los meses me di cuenta que el progreso de Kagome era enorme. Ella estaba hecha para esto y sabía que algún día tendría que partir a cumplir su misión. Pero no me podía imaginar vivir sin escuchar su dulce risa o sentir sus cálidas manos en mi cara... no éramos pareja ni nada por el estilo y creo que ella ignora mis sentimientos por ella. Soy muy frio como para declarar mi amor por ella pero espero en algún momento decírselo.
Los días junto a Kagome llegaron a su fin cuando el maestro le aviso que su entrenamiento había terminado y que estaba lista para el exterior. No era parte del plan que yo la acompañara pero no podía dejarla sola y menos sabiendo lo que podría pasar, encontrarse con Inuyasha era algo seguro.
Aún recuerdo lo que le dije ese día antes de partir...
-¿estas lista para todo allá fuera?-
-ahora soy alguien fuerte y estoy segura que puedo vencer a Naraku-
-no me refiero a él precisamente...- al no escuchar respuesta desvié la mirada y me sorprendí un poco ante su expresión.
Me estaba mirando y sonreía de una manera muy dulce.
-gracias por preocuparte por mí. Te aseguro que todo saldrá bien- tomo mi mano y nos miramos mientras el viento jugaba a nuestro alrededor. En ese momento no me imaginaba lo que pasaría pero algo me decía que Kagome mentía.
Por cosas del destino terminamos uniéndonos al grupo de Inuyasha y fue ahí donde me di cuenta que el corazón de Kagome todavía tenía un dueño y no era yo. Quizás nunca lo seria de la forma en que yo quería.
Al final de todo, ella estaba con la persona que amaba y mi parte humana tendría que vivir aceptando eso. Al amarla me di cuenta lo fuerte que pueden ser los sentimientos humanos y que si no tomaba el camino correcto podría incluso terminar teniendo sentimientos egoístas, al igual que Naraku. Fue por eso que decidí ayudar a Inuyasha cuando más lo necesitaba... porque él es la felicidad de la persona que amo.
El momento de mi despedida fue duro para mí, aunque no pareciera. Entendí que ya no encajaba en su vida y que nuestra etapa ya había terminado. Pero siempre tendré en mi memoria su adorable rostro y su dulce sonrisa, ella había derretido esa capa de hielo que cubría mi corazón y siempre la recordare.
Pasado el tiempo, me entere que ella estaba esperando un hijo de Inuyasha. La emoción estaba dibujada en el rostro de Sora al momento de comunicármelo y el maestro se había pasado el día sonriendo por la noticia, pero yo no podía dejar de pensar en ella. Así que decidí visitarla esa noche.
La espere fuera de su cabaña y estaba seguro que podría sentir mi presencia. Y así fue...
-que sorpresa verte después de tanto tiempo-
Ella salió de la cabaña y lo primero que note fue aquel bulto en ella. No sé mucho de embarazadas pero estaba seguro que tendría unos 8 meses.
-¿estás bien? ¿Puedes estar de pie?-
-solo estoy embarazada Yue- dijo y soltó una pequeña sonrisa. Tenía que admitirlo... estaba radiante.
-hoy me entere de que estabas...- no pude terminar la frase sin que mis ojos se posaran en su vientre.
-¿embarazada? Sí, tengo 8 meses ahora mismo. Es una niña...-
-¿una niña? ¿Cómo lo sabes?-
-algo en mi interior me lo dice- dijo tocado su pecho con su mano derecha.-
Me quede observando y grabe esa imagen en mi memoria.
Un mes después, el maestro nos avisó que Kagome había dado a luz la noche anterior y todos nos preparamos para ir a visitarla. Al llegar, entramos a la cabaña y vi que Inuyasha estaba junto a los otros mientras preparaban algo de comida para Kagome. Y entonces la vi... ella sostenía a la pequeña en sus brazos y me miro, supe lo que me querían decir sus ojos. Quería que la viera.
-¡es hermosa!- grito sora emocionada- ¿puedo cargarla?- Kagome accedió y el maestro se acercó a ver la pequeña en brazos de sora.
-es idéntica a ti- declaro el maestro- aunque tiene los ojos de su padre-
-¿no quieres verla?- me pregunto Kagome y pude sentir la mirada asesina de Inuyasha.
-más te vale que tengas cuidado, idiota- me dijo pero yo simplemente lo ignore y me acerque a la pequeña. Era increíble...
Al sentir mi presencia se me quedo mirando con aquellos ojos color ámbar y soltó una gran sonrisa.
-¡vaya! Al fin alguien que no le teme a Yue- escuche decir a Sora en todo de burla.
-¿Cuál es el nombre de la pequeña?-pregunto el maestro.
-su nombre es Hana- escuche decir a Kagome.
Al momento de marcharnos, todos estaban afuera y yo estaba a punto de irme pero no podía irme sin hacer algo.
-¿me dejas cargarla?- le pregunto a Kagome y ella me la entrego en brazos sin protestar. Era tan pequeña, sus dejos, sus mejillas sonrojadas y esos increíbles ojos. Ella era perfecta ante mis ojos.
-te prometo que yo protegeré a esta pequeña- mis palabras simplemente salieron de mi como un aliento y Kagome asintió mientras una lagrima resbalaba por su mejilla.
Desde ese día comprendí que había planes más grandes para mí y que mi corazón siempre le pertenecería a esas dos personas.
El final de esta historia, aunque esperen la segunda parte en donde Hana sera parte importante de la trama. La historia se llamara ¨el regreso del ángel¨ por favor esperenla. gracias por acompañarme hasta aquí, por leer y comentar. sus comentarios son lo que me dan ánimos de escribir y me encanta esta comunidad tan linda. Nos veremos pronto en la continuación.
La segunda parte ya se encuentra publicada: el regreso del ángel
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La Mirada Triste de Kagome.
FanficKagome encuentra a Inuyasha y Kikyo juntos y cuando huye del lugar se encuentra con una esfera que le dice que lo acompañe, ya que podrá fortalecer sus poderes y ser una mejor sacerdotisa. ¿Qué hará Kagome? ¿Dejara ella a Inuyasha?