20

2.8K 253 172
                                    

¿De quién estoy enamorada?

Elsa despertó notando una caricia sobre su mejilla, marcando un vaivén suave y delicado.

—Perdóname –escuchó susurrar e inmediatamente reconoció quien era. Jack.
El nombre sonaba tan raro en sus labios. Tan... diferente... Tan corto.

Se estiró un poco sintiendo como las caricias cesaban.

—Voy a llamar al doctor –escuchó, pero lo detuvo antes de salir.

—¿Dónde estoy?

—En un hospital –se encogió de hombros.- Nuestra canasta de picnic no contaba con botiquín de primeros auxilios.

Elsa no pudo contener la mueca de una sonrisa.

—¿De casualidad este es el hospital donde está Jackson? –en coma, aún no procesaba eso del todo... Jack tensó su cuerpo, eso era un sí.-¿Es un chiste o algo por el estilo?

—No, este era el hospital más cerca, no podía dejar pasar más tiempo.

—¿Ya lo has visto? –el negó. -¿Sabes al menos si está bien?

—Puede que jamás despierte...

El aparato que marcaba el ritmo cardíaco de Elsa dio un pequeño chirrido.

Jack hizo una nota mental: No soltar noticias fuertes sin que ella esté preparada.

—Elsa voy por un doctor...

—¡No! Necesito que me ayudes, debo salir de aquí y verlo.

—Acabas de desmayarte, Elsa.

—Gracias por aclarar lo obvio –dijo con tono de sarcasmo.

—Duele –pronunció el albino en tono bajo, casi inaudible.

—¿Qué duele?-inquirió la platinada.

—Tu actitud.- respondió Jack.

—¿Ahora entiendes como me sentí?

—Elsa te prometo que jamás quise hacerte daño.

—Si no hubieras querido, nunca hubieras aceptado todo este engaño. -reprochó con coraje.

—No era la persona que soy hoy cuando acepte.

—Eras, eres y seguirás siendo un mentiroso, tonto, y superficial impostor.

Jack frunció el ceño, el amor dolía muchísimo cuando no era correspondido. Sentía que estaban encendiendo una llama en su interior y estaba incendiando todo... dejándolo hueco.

Pero él sabía que Elsa sí lo amaba, solo estaba dolida y enojada.

—Si no me ayudas tú, yo misma veré la forma de ir y verlo.

—Eres muy terca, Elsa.

—Me importa poco lo que pienses de mí en estos instantes.

—Mi amor...

—No me digas así –gruño- ¿Sabes algo? Realmente no necesito de tu ayuda, llama al doctor si así lo deseas, pero después de eso quiero que te vayas, tengo suficiente dinero para pagar la cuenta yo misma, aunque eso tu ya lo sabes ¿cierto? Te casaste conmigo por ese motivo... -sus ojos se perdieron en algún punto de la habitación- como sea, solo vete de aquí.
De verdad no quiero verte, firma los papeles de divorcio cuando te lleguen.

La historia se repetía, las mismas palabras que él le había dicho a Thoot, Elsa se las decía ahora a él.

—Deberías mandarme a prisión. –comentó.

El Impostor (Jelsa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora