03

2.7K 266 62
                                    

Jackson Overland
Frost

—Voy a pedir los cafés –dijo la ojiverde, pero Elsa la detuvo.

—Tú pagaste la comida, deja que yo page esto ¿sí?

—Está bien, a mi tráeme un muffin de chocolate con chispas de chocolate.

—Te va a dar un ataque con tanto chocolate en el organismo.

—Al menos moriré feliz. –contestó rápidamente.

Elsa sonrió y se dirigió al mostrador.

—Dos cafés, un muffin de chocolate con chispas de chocolate y una dona de maple, por favor.

La menuda anciana detrás del mostrador sonrió amablemente –Claro que sí, ahora mismo los preparo.

Elsa le devolvió la sonrisa. –Gracias-.

—¡Aster deja ya de hacerte el payaso!, vas a hacer que tire mi...

Fue entonces cuando Elsa oyó una risa seguida por una protesta y poco después sintió un líquido frío llenando su espalda.

—¡Aster, por dios, te dije que no me empujaras! ¡Eres un idiota –gruñó- Señorita discúlpeme yo...

Elsa volteó con los ojos echando chispas, el chico frente a ella con los ojos avellanados intensos, castaño, altísimo ya ella apenas le llegaba a la barbilla y Elsa era una mujer alta de por sí, tenia los labios tensos y las mejillas ruborizadas; como un niño pequeño que sabe que va a ser regañado por su madre.

Jackson la vio a ella, alta y delgada, ojos grandes y celestes culpándolo desde su corazón y él maldiciendo en su mente a Aster por ser tan imbécil. La chica frente a él estaba empapada completamente y al parecer no estaba muy feliz.

—Una disculpa no arreglará mi camisa.

—Sí, lo sé, lo siento. Permítame comprarle otra.

—¡Jackson tenemos que irnos! Dile al café andante que hablan luego. -Dijo un chico peligris.

Elsa se puso roja de rabia. ¿Quién se creía ese estúpido para llamarla café andante?

El castaño volteó fulminando con la mirada a su amigo -¡Cállate Aster!

—¿Elsa estás bien? –era Rapunzel, que se había posado a su lado mientras le despegaba la blusa de la piel.

—Yo... Yo soy Jackson Overland –se presentó el castaño.

De verdad no había sido su intención vaciar su frappé sobre la chica. El estúpido de Aster lo había empujado haciendo que él perdiera el equilibrio y vaciara su bebida. Daba gracias al cielo que no había pedido un café porque si no además de blusa tendría que arreglar unas serias quemaduras.

—¿Sí? Qué bueno. Yo soy la chica a la cual le arruinaste la blusa.

Pero que humor que tenía, pensó Jackson.

—Tengo que marcharme, pero no me siento cómodo yéndome sin reparar lo que he provocado. Puedo dejarte mi número para que me llames y...

—No quiero tu número.

—Entonces dame el tuyo - Elsa lo miró con incredulidad.

¿Enserio estaba coqueteando con ella? Sea como sea necesitaba reponer esa camisa y que mejor si ella no era la que pagaba.

Anotó su número en un papel y se lo entregó.

—¿Segura que no es un número falso? –preguntó sonriendo.

El Impostor (Jelsa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora