El Impostor (Jelsa)

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Baby Shower

—Me encanta esta fotografía –murmuro Jack con entusiasmo, pasando sus dedos sobre la imagen del último ultrasonido.

Elsa había decido pegarla como portada en el libro para bebés.

—Te dije que serían niños –Eugene hizo una mueca burlona hacía Rapunzel quien solo respondió con esa señal obscena del dedo corazón.

—Punz –regañó la platinada hacía su mejor amiga.

—Aún así se que los niños me amarán más a mí que a ti Eugene.

—No después de que les cuente que querías que fueran niñas.

Elsa rodó los ojos divertida.

—¿Qué les parece el libro?

—¿Por qué aún no le dan un nombre a los niños?

Jack se rascó la parte trasera de su cabeza.

–Aún no se nos ocurre nada.

—¿Jack? –musitó Rapunzel como propuesta.

—No –respondió rápido él.- No quiero que ninguno lleve mi nombre.

—Creo que es mejor si no le ponemos nombres de conocidos -Elsa se acercó más a él, Jack sólo jugaba entretenido con el cabello de ella mientras pasaba las páginas del manual.

—¿Qué te parece el nombre de tu papá? –preguntó Jack.

—Jefferson Frots -Elsa sacudió la cabeza.- No me gusta.

—Podemos ponerle un primer nombre y luego Jefferson, como... -suspiró._No se me ocurre nada, solo quiero que te sientas feliz con el nombre.

—Puedo sentirme feliz con el nombre sin necesidad de ponerle el de mi papá.

—Algunas personas dicen –interrumpió Eugene.-que planean un nombre para su bebé desde un principio, pero que cuando nacen lo cambian, porque el niño o la niña tiene la pinta de otro nombre.

—¿Estás diciendo que deben esperar? –dudó la rubia.

—Yo solo estaba dando una opción, ustedes dos son un asco con los nombres siendo sincero.

Todos soltaron risas.

—Tal vez yo debería regalarles un libro con nombres para niños.

—Eso sería una gran idea.

—Espérenlo para su baby shower.

La comisura de los labios de Elsa dio un tirón y fue consciente de cómo Jack la atrajo hacía sí con fuerza.

<<Voy a esperar con mucho entusiasmo mi invitación para tu baby shower o su boda, lo que venga primero. >>

—No voy a tener baby shower –sentenció.

—¿Por qué? –chilló Rapunzel. – ¡Los regalos que te traigan te pueden ayudar mucho y además va a ser muy divertido!

—No necesito los regalos, puedo comprar todo lo que necesite.

—Elsa... -comenzó Jack.

—¿Quieres que haga uno? –contuvo un grito.-Sería en unos meses, se supone que debe hacerse en el séptimo u octavo.

—Punzi, si Elsa no quiere hacer uno no puedes obligarla –musitó Eugene.

—Gracias. Rapunzel no es por ti, ni por la fiesta, ni por los regalos. No necesito uno, no quiero hacer uno porque siento que solo traería problemas.

—¿Problemas?

—Tooth hizo una amenaza indirecta, Rapunzel. –soltó Frost por fin. —Nos quiso decir de alguna manera que arruinaría o nuestra boda, o el baby shower de Elsa.

Ella gruñó -¿Y por qué demonios la dejan hacer eso? ¿Planean vivir toda la vida con miedo? ¿Con el temor que llegue a interrumpir sus fiestas, o que secuestre a Elsa, o que dañe a sus hijos? Deberían meterla a un manicomio, explíquenme por qué no está ahí. Está loca. Y necesita tratamiento.

—En especial ahora por la pérdida de su hija –completó Eugene.

—Jackson quiere esperar.

—¿A qué? ¿A que mate a alguien? Bien dicen por ahí que no hay que esperar a que pase la tragedia si puede ser evitada.

—Es que él se siente culpable.

—Pero no fue culpable y no debe permitir que esa chiflada los este amenazando, Su brazo está mejor ¿no? Así que no le veo el problema, si no la quieren meter a una clínica, al menos llévenla con un doctor mental.

—Rapunzel, ya por favor. Me estás poniendo nerviosa.

—Elsa -soltó aire.- Eres como mi hermana y no quiero que nada malo te pase, ni tampoco a mis sobrinos.

—Sé defenderme.

—Estábamos hablando sobre un nombre para tus gemelos, no entiendo cómo llegamos a esto. –El castaño quiso hacerlas cambiar de tema.

—Voy a hacerte tu baby shower, Elsa. Y ni Tooth ni nadie me lo impedirá. Es mi última palabra.

***

Tooth se encontraba en su habitación caminando de aquí para allá, apretando con entusiasmo la pequeña y roja pelota de hule que le habían dado para la rehabilitación de su mano. También tenía el efecto de ayudarle a liberar un poco de estrés, solo un poco.

El cuarto era demasiado chico, era limpio pero incomodo, ella merecía más que solo estar viviendo en un hotel cualquiera, merecía una mansión, un castillo.

Rechina sus dientes y se sienta con enojo en la cama, avienta todos los cojines al piso, le molestan. Todo le molesta, todo está mal. Nada es como debería ser, nada es como ella quiere.

Si las cosas fueran como ella quisiese estarían en California, ella y Jackson, ella con un anillo de compromiso en su mano, una joya grande y brillante que habría elegido Jackson solo para ella. Si las cosas se hubieran hecho desde un principio como ella quería, aún estaría embarazada y no sentiría ese maldito vacío interior, era como si un hoyo negro estuviera arrasando con todo lo que estaba dentro de ella, incluida su hija.

La hija que no tendría por culpa de esa idiota de Elsa, la muy tonta se creía que ya no tendría problemas con ella. Pues estaba muy equivocada, como que se llamaba Toothiana Fary y como que nunca jamás podría volver a ser Toothiana Overland Frost juraba que no pararía hasta que esa sintiera todo lo que ella estaba viviendo en esos momentos.

Haría que Elsa perdiera a Jack. Provocaría que Elsa perdiera a su bebé. Sería capaz de todo, pero no quería verla feliz, no merecía ser feliz. ¿Por qué ella sí?

Tooth quería ser feliz.

Pero no podía.

No podía mientras Elsa siguiera con vida.

Pero tenía que recuperar su pistola. Ella se la había arrancado un poco antes de que la empujara para que la atropellaran y perdiera a su hija.

Y ya no tenía dinero para comprar otra arma. Jackson no le compraría otra, porque según él es malo. Jackson ya no le hace caso. Jackson la ignora. Jackson ya no la ama. Porque lo único que amaba en ella era su hija.