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Peligro

Sus pies de repente se sientes pesados pero también débiles y la cabeza le da vueltas. La mirada de Tooth es intensa, profunda, incomoda... Y Elsa puede recordar brevemente el primer día que la vio, ella había pensado que sus ojos eran como los de una serpiente y ahora... ahora parecía eso, una serpiente preparándose para morder.

Sus manos tiemblan y escucha nuevamente la voz del joven heladero, preguntando si se encuentra bien, lo ignora. La voz suena lejana, como si él se encontrara a kilómetros de ahí, Elsa sabe que si le contesta y le dice que está pasando probablemente él llamará a la policía, y no necesitaban eso. No por ahora.

Hace una cuenta mentalmente y calcula cuánto tardará en correr de nuevo hasta la tienda, ella es lenta para correr y nunca ah presenciado a Tooth haciéndolo, tal vez resulte ser una buena corredora y la atrape. Y si lo hace...

Maldice en voz baja. ¿Dónde está Jack? ¿Por qué demonios no termina de llenar los estúpidos papeles y viene a ayudarla... a salvarla? Traga lentamente, si Tooth la atrapa... ¿La va a matar?

Ella no es una asesina.
Pero está mal de la cabeza, tal vez sea neurótica.

¡Está embarazada! Al igual que ella, pero con una hinchada panza de diferencia, lo más seguro es que ella está por el cuarto mes, tal vez el tercero. ¿Qué tan rápido corre una embarazada de ese tiempo?

Con ese estomago, esperaba que no fuera tan veloz.

La pálida y oji-violeta mujer empieza a cruzar la calle, hacia Elsa que por instinto se echa a correr, eso no era adrenalina, era miedo, terror puro. No quería que la dañara, no quería que dañara a sus bebés. A sus bebés no.

¿La seguía? ¿Tooth también estaba corriendo?

No podía voltear, solo la retrasaría. Solo haría que sus pies se enredaran y cayera, solo provocaría que Tooth la capturara.

—¡Jack! –chilla resbalándose en las puertas de la tienda, su novio estaba ahí conversando tranquilamente con la trabajadora del local, hasta tenía un café en las manos. ¡Ella estaba teniendo un ataque de paranoia mientras él tomaba café! –Tooth, está aquí –grita sacando el aire dificultosamente.

Tenía la condición física horrible, le estaba costando respirar. ¿Hace cuánto que no corría por las mañanas?

—¿Qué? –susurra él mientras la sangre drena de su cara.- ¿Dónde?

—Frente a la heladería, yo no sé si ella me h-ha seguido –tartamudeo un poco, sentía el corazón en la garganta y los oídos zumbándole, la cabeza le dolía.

—Quédate aquí –pidió- llama a Jackson.

Él sale corriendo, y Elsa voltea nerviosa hacía todos lados, varias personas siguen mirándola con muecas extrañas, pero no le importa.

Todo esto le pasa por ser una terca, quería salir, quería salir aun sabiendo todo el peligro que corrían ¿Por qué nunca reflexionaba? Estaba poniendo en peligro a Jack, y a sus bebés. ¿Cuándo iba a entender que ya no era solo ella?, tenía dos criaturitas a las cuales cuidar y proteger.

Da un respingo al sentir una mano sobre su hombro.

—¿Necesitan ayuda? –pregunta la rubia que conversaba con Jack. Elsa le lanza una mirada cortante, pero después se arrepiente.

Ni ella ni nadie tienen la culpa, pero se sentía tan frágil, parecía que iba a romperse en cualquier instante, tenía que ser fuerte.

Tenía que llamar a Jackson.

El Impostor (Jelsa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora